jueves, 24 de mayo de 2007

¨En Cuarentena Destacamentos de la Prisión Valle Grande¨.



Por Darsi Ferrer, Dir Centro de Salud y Derechos Humanos ¨Juan Bruno Zayas¨.


Los brotes de hepatitis y tuberculosis con decenas de reclusos afectados obligó a las autoridades del penal, en la prisión habanera Valle Grande, a declarar en cuarentena los destacamentos 2, 4 y 5, desde el 24 de abril.

La combinación de diversos factores propicia la presencia y diseminación de esas enfermedades transmisibles. A los presos los mantienen conviviendo hacinados y en pésimas condiciones. Situación que se agrava por la carencia de servicios médicos adecuados. En los 18 destacamentos de la prisión los reclusos sobrepasan las capacidades de albergue de las barracas. Muestra de ello lo constituyen las decenas de reos que duermen en el piso.

La disposición de agua se limita a media hora diaria. Centenares de reclusos por cada destacamento tienen que ingeniárselas para almacenar el necesario recurso en una cubeta. Dada la escasez de pilas muchos no logran alcanzar el líquido. La cubeta de agua deben distribuirla para satisfacer sus necesidades de beber, asearse y lavar las ropas. Resulta en extremo difícil realizar actividades de limpieza en esos locales por la carencia de agua. Los baños, turcos tipo letrinas, se mantienen sucios desbordando excrementos. La fetidez en ocasiones se torna irresistible. También en el reducido espacio de los destacamentos los reclusos están expuestos a calores sofocantes, pobre ventilación e intensa humedad.


A los presos solo los sacan a tomar sol una hora por semana. Los sostienen con una alimentación muy por debajo de los requerimientos para sufragar las necesidades diarias. Con frecuencia la comida es servida en estado de putrefacción y la proteína es parte del menú una vez por mes.


En Valle Grande no hay instalaciones de salud. Algunos reclusos con ciertos conocimientos de medicina son los encargados de ofrecer asistencia médica elemental, ubicados en un local improvisado donde disponen de un mínimo de recursos.


La hepatitis es una enfermedad provocada por diferentes virus, según el agente viral se clasifica en A, B, C, D o E. Por la vía de transmisión la hepatitis A es la que se manifiesta en forma de brotes. El virus de la hepatitis A se encuentra en grandes cantidades en las materias fecales de personas con infección aguda. La infección ocurre principalmente por vía oral y su aparición es favorecida por malas condiciones sanitarias, hacinamiento, malnutrición, inmunodeficiencias, y contaminación del agua y alimentos, entre otros.


El cuadro clínico de la enfermedad se caracteriza por la presencia de anorexia (pérdida del apetito), naúseas, vómitos, trastornos del gusto y olfato, que posteriormente se asocian otros síntomas como fiebre de hasta 39 grados c., dolores osteomusculares y cefalea. En el examen físico de los pacientes con frecuencia se puede constatar ictericia (coloración amarilla de piel y conjuntivas), así como hepatomegalia dolorosa (hígado aumentado de tamaño) y esplenomegalia (bazo aumentado de tamaño).


La tuberculosis es también otra enfermedad infecciosa producida por una bacteria, el micobacterium tuberculosis conocido como bacilo de Koch. Se adquiere por inhalar gotitas en suspensión que contienen el microorganismo. La transmisión generalmente es de forma directa del enfermo contagioso al receptor. Es frecuente que la enfermedad se localice en los pulmones aunque puede afectar otros órganos. Las lesión se caracteriza por el desarrollo de granulomas (tumores granulares) en los tejidos infectados. El tratamiento inadecuado puede acarrear daños permanentes en la salud de los afectados e incluso la muerte.


Se considera una enfermedad oportunista que ataca a personas con trastornos de inmunodepresión, y su incidencia y prevalencia se relaciona con elevadas condiciones de insalubridad y hacinamiento, entre otros factores. La fase activa de la tuberculosis se manifiesta con síntomas generales como astenia (cansancio), anorexia, pérdida de peso, fiebre vespertina, sudoración nocturna y tos con expectoración sanguinolenta. Ocasionalmente los pacientes aquejan dolor en el pecho y dificultad respiratoria.


Prevenir la presencia de brotes de las enfermedades transmisibles descritas precisa de la cobertura con los esquemas de vacunación establecidos (Hb y BCG) y, en gran medida, de la eliminación de los factores de riesgo que favorecen su incidencia y prevalencia.


Basta conocer la realidad del sistema carcelario de Cuba para comprender la falta de voluntad de las autoridades por mejorar las condiciones de vida de los reclusos, lo que influye en la presencia de esas y otras enfermedades infecto-contagiosas, con sus asociadas consecuencias.

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