DE LA MESA DE TRABAJO DE MARTHA BEATRIZ ROQUE CABELLO, NO. 312007-07-12. Información:
Después de haber cumplido 17 años de sanción, en diferentes prisiones del país, cuando fue puesto en libertad, el pasado mes de mayo del 2007, Jorge Luis García Pérez “Antúnez”, no tenía donde vivir. La casa de su mamá, su última residencia antes de ir a la cárcel, había desaparecido.
Poco a poco los vecinos de la zona habían ido tomando partes de ella, dejando solamente un terreno vacío, que además convirtieron en un platanal y se apropiaron de él.
"Antúnez" en el camino por donde entraba a su casa.
Numerosas gestiones hizo Antúnez para recuperar su vivienda, todas inútiles, en la propia cuadra donde vivía y conservaba su registro de dirección, reflejado en su carné de identidad. La presidenta del CDR (Comité de Defensa de la Revolución) le negó ese derecho.
Decidió ponerse en huelga de hambre. A los tres días fue citado a la Dirección Municipal de la Vivienda. La funcionaria que lo atendió le dijo que en 60 días habrían analizado el expediente de su caso. Él decidió trasladar la huelga de hambre a un lugar público, el parque que se encuentra frente al Poder Popular, en su municipio, Placetas, en la provincia de Villa Clara. Al llegar la noche el funcionario que cuida el parque les comunicó que le habían orientado apagar las luces para tirarles piedras y botellas, pero él se negó y se fue a dormir para su casa.
"Antúnez" señala el lugar donde estaba su casa.
Jorge Luis y los que lo acompañaban decidieron irse del lugar y trasladaron la protesta, frente al edificio de la Seguridad del Estado municipal.
En la mañana del domingo, el quinto día de la huelga de hambre, el apoyo comenzó a incrementarse por parte de los disidentes. Entonces la Seguridad del Estado, en la persona del teniente coronel que se dice llamar Julio Hernández Águila, se dirigió a Bertha Antúnez, hermana de Jorge Luis y le comunicó que le iban a entregar la casa en que vivía la mamá de Bertha que emigrará en breve a los Estados Unidos y ya había sido inventariada. (Es práctica del Gobierno cubano quedarse con todos los bienes de las personas que emigran definitivamente del país).
No obstante, como es muy difícil creer en la palabra del Gobierno, se personaron en las oficinas de la Seguridad del Estado municipal, para pedir un documento de constancia, Bertha, Jorge Luis y Martha Beatriz Roque, que había viajado desde La Habana hacia Placetas para brindar su apoyo. Primero el teniente coronel Julio, no quería que Martha participara en las conversaciones, pero finalmente accedió.
Llegaron a la conclusión que al día siguiente le entregarían un nuevo carné de identidad, con la dirección de la casa que le fue asignada y además la mal llamada “libreta de abastecimiento”, que no poseía Antúnez.
Hay que destacar que la casa en cuestión no es más que una choza de madera con techo de madera y algunas tejas, con las puertas y ventanas en mal estado, algunas de ellas hechas con recortes de madera.
Jorge Luis García Pérez “Antúnez” tiene en estos momentos un racimo de nódulos en el pulmón y su estado de salud es delicado; no obstante tuvo que someterse a la huelga de hambre para solucionar lo que en cualquier lugar del mundo desarrollado, es prácticamente desechado como vivienda.
Poco a poco los vecinos de la zona habían ido tomando partes de ella, dejando solamente un terreno vacío, que además convirtieron en un platanal y se apropiaron de él.
"Antúnez" en el camino por donde entraba a su casa.
Numerosas gestiones hizo Antúnez para recuperar su vivienda, todas inútiles, en la propia cuadra donde vivía y conservaba su registro de dirección, reflejado en su carné de identidad. La presidenta del CDR (Comité de Defensa de la Revolución) le negó ese derecho.
Decidió ponerse en huelga de hambre. A los tres días fue citado a la Dirección Municipal de la Vivienda. La funcionaria que lo atendió le dijo que en 60 días habrían analizado el expediente de su caso. Él decidió trasladar la huelga de hambre a un lugar público, el parque que se encuentra frente al Poder Popular, en su municipio, Placetas, en la provincia de Villa Clara. Al llegar la noche el funcionario que cuida el parque les comunicó que le habían orientado apagar las luces para tirarles piedras y botellas, pero él se negó y se fue a dormir para su casa.
"Antúnez" señala el lugar donde estaba su casa.
Jorge Luis y los que lo acompañaban decidieron irse del lugar y trasladaron la protesta, frente al edificio de la Seguridad del Estado municipal.
En la mañana del domingo, el quinto día de la huelga de hambre, el apoyo comenzó a incrementarse por parte de los disidentes. Entonces la Seguridad del Estado, en la persona del teniente coronel que se dice llamar Julio Hernández Águila, se dirigió a Bertha Antúnez, hermana de Jorge Luis y le comunicó que le iban a entregar la casa en que vivía la mamá de Bertha que emigrará en breve a los Estados Unidos y ya había sido inventariada. (Es práctica del Gobierno cubano quedarse con todos los bienes de las personas que emigran definitivamente del país).
No obstante, como es muy difícil creer en la palabra del Gobierno, se personaron en las oficinas de la Seguridad del Estado municipal, para pedir un documento de constancia, Bertha, Jorge Luis y Martha Beatriz Roque, que había viajado desde La Habana hacia Placetas para brindar su apoyo. Primero el teniente coronel Julio, no quería que Martha participara en las conversaciones, pero finalmente accedió.
Llegaron a la conclusión que al día siguiente le entregarían un nuevo carné de identidad, con la dirección de la casa que le fue asignada y además la mal llamada “libreta de abastecimiento”, que no poseía Antúnez.
Hay que destacar que la casa en cuestión no es más que una choza de madera con techo de madera y algunas tejas, con las puertas y ventanas en mal estado, algunas de ellas hechas con recortes de madera.
Jorge Luis García Pérez “Antúnez” tiene en estos momentos un racimo de nódulos en el pulmón y su estado de salud es delicado; no obstante tuvo que someterse a la huelga de hambre para solucionar lo que en cualquier lugar del mundo desarrollado, es prácticamente desechado como vivienda.
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