VUESTRA VOCACIÓN ES LA LIBERTAD
Gal 5, 13.
MENSAJE A LA XXXI CONFERENCIA DE OBISPOS LATINO AMERICANOS
Queridos pastores de Latinoamerica:
Bienvenidos a nuestra Patria. Esta reunión de los obispos de Latinoamerica se celebra en un país tomado por mucho tiempo y por muchos, solo como símbolo. Este símbolo vara de significado dependiendo del prisma con que se nos mire.
Para muchos Cuba ha sido el santuario de su ideología, mientras a un pueblo entero se le amordaza y encadena a nombre de esa ideología. Para otros Cuba ha sido el ideal de liberación, mientras que para los cubanos la libertad ha sido el derecho mas negado y mas anhelado en muchas décadas. Para otros, una frontera desde donde pueden jugar a la confrontación con el norte, mientras los cubanos solo queremos vivir dignamente, como nación independiente y libres, pero en paz con todos los pueblos, también con nuestro vecino del norte. Para otros, Cuba ha sido la nación desahuciada, porque supuestamente acepta la realidad del totalitarismo, mientras que este, nuestro pueblo, aunque no ha dejado de amar y generar obras buenas que no pueden borrarse, jamas ha escogido vivir en el orden sin derechos que se le impone. Otros hablan de los cubanos de adentro y de los de afuera, como si fueran dos Cuba, desconociendo que la separación y el destierro han sido el castigo mas doloroso infligido a los cubanos, precisamente por que todos somos un solo pueblo, inseparable e indivisible, con un solo corazón, y un mismo dolor y una misma esperanza, hijos de una misma madre, la Virgen de la Caridad.
Ojala no se nos mire mas a través de ningún prisma deformador, sino directamente ,y entonces, se descubrirá que no somos una revolución, ni un símbolo, ni la culminación de una ideología, ni un experimento, ni una frontera de la historia, sino que somos:
Mas de once millones de seres humanos, de hijos de Dios y que por eso tenemos derecho a los derechos.
Hijos de Dios y por eso con la misma vocación de amor, de fraternidad, de justicia, de paz y libertad que todos los seres humanos y todos los pueblos del mundo.
De la misma manera, casi siempre juzgada y señalada por muchos, ha sido tratada nuestra Iglesia, todos los cristianos en Cuba, de todas las denominaciones, que no alardeamos del poder que nunca hemos tenido, ni buscado, sino de la persecución que hemos soportado. Persecución ante el silencio, la ausencia de solidaridad y hasta las justificaciones y la complacencia de algunos. Entre esos, aquellos que con teorías y hasta con teologías, excluyeron del alcance de la liberación a los que somos sometidos por la opresión a nombre de la ideología marxista o de la “revolución”. Aun lo siguen haciendo otros, en todas las latitudes y meridianos, a nombre de sus ideologías. Hemos sido como un espectáculo para el mundo. Pero Jesucristo libera a todos y el Evangelio no excluye a nadie. Dios no niega a nadie la libertad y la dignidad, pues da Su Amor a todos, creyentes y no creyentes.
Nuestra sociedad sufrió y sufre aun, el atentado perverso de la descristianizacion forzosa, iniciándose bajo el lema de que “la religión es el opio de los pueblos”, pero el pueblo descubrió que los que quieren expulsar a Dios de la historia y de la vida, solo preparan deslealmente la cultura del miedo y el ambiente propicio para instalar una forma de esclavitud.
Del Evangelio hemos aprendido que la Iglesia, no puede callar su voz profética cuando a hombres y mujeres se les oprime y se les niegan sus derechos y la libertad. No deben callarse los cristianos y tampoco deben callarse todas las victimas, que son los primeros llamados a reclamar sus propios derechos y así, como anunciaba el Papa Juan Pablo II ; “ser protagonistas de su
propia historia”. Eso es liberación
Proclamamos una verdad: La Iglesia en Cuba, oprimida como su pueblo y pequeña, en medio de la persecución, las injerencias, las amenazas y presiones mas diversas del poder político, fiel a Jesucristo, siempre ha evangelizado y siempre ha tenido un lugar para aquellos que no tienen lugar.
En Latinoamrica, desde hace mucho tiempo, los pueblos buscan un orden mas justo que permita a las muchedumbres marginadas, ascender a una vida mas digna y ya se logran cambios por las vías cívica y no por la violencia.
Pero si a nombre de la justicia social y la redención de los pobres, a los ciudadanos se les arrancan o se les niegan la libertad de expresión y los demás derechos políticos y civiles, entonces se tiende una trampa a los pueblos y se les quita el derecho por el que pudieron antes decidir democráticamente los cambios que deseaban. Cuando esto sucede, los pobres ya no tendrán, como no tienen en Cuba voz, ni siquiera para decir que son pobres. La democracia no es real si no es capaz de construir la justicia. Y la justicia ni es verdad, ni se puede conquistar, si se niega a los ciudadanos la libertad y los derechos civiles.
Muchos cubanos hermanos nuestros, hoy están encarcelados injustamente, por proclamar y defender los derechos de los cubanos, por promover el dialogo y la reconciliación, por impulsar cambios pacíficos para que las leyes respeten los derechos de todos los cubanos, inspirados en ese sacerdote cubano, ejemplar por su santidad y patriotismo, que se llamo P. Félix Varela. Estos prisioneros confinados junto a prisioneros comunes, en condiciones inhumanas, sufren un galopante deterioro de su salud. Desde la prisiones, ellos dan un testimonio de la presencia de Jesucristo en sus vidas, que han sido consagradas a la liberación de su pueblo por amor. Nuestros hermanos prisioneros y todos nosotros, durante estas jornadas, oraremos por ustedes y con ustedes, nuestros pastores latino americanos, para que también esta, su Treinta y una reunión, sea iluminada por el Espíritu Santo.
Hoy se sentencia a nuestro pueblo con la doctrina de que la única alternativa a este orden es la muerte. Así se pretenden cerrar las puertas del futuro, con una muralla fatalista de odio y de miedo. No obstante, lo que prevalece en el corazón y la mente de los cubanos, creemos que de todos los cubanos, de todas las posiciones políticas y experiencias, es el deseo de cambios, de reconciliación, de sanarnos por el perdón, de mirar hacia delante y construir, como hombres y mujeres libres, la paz. Lo haremos construyendo una sociedad mas justa, mas fraterna y mas humana, tomando todo lo bueno que se ha creado con amor y dejando atrás lo que nos divide, nos oprime y nos niega los derechos. Solo podemos lograrlo como dijo nuestro apóstol José Marti: “con todos y para el bien de todos”. Eso es liberación.
Liberación que no puede ser desde el odio, ni con el odio, ni negando al prójimo, ni excluyendo a ningún ser humano, sino por amor y reconociendo en cada cubano, en cada ser humano a un hermano. En este camino; nuestro movimiento trabaja, en medio de la persecución, por el Dialogo Nacional, por el reconocimiento legal de todos los derechos para todos los cubanos y por la Reconciliación Nacional.
Nuestro pueblo nada sumergido en las sombras, pero sabiendo que existe la luz y caminando hacia su encuentro. Es la luz de Dios, que ilumina los corazones, esa es la fuente de la esperanza de los cubanos y de su liberaciónVuestra vocación es la libertad, y por la misma causa, la nuestra también.
Oswaldo José Paya Sardinas , Minervo Lázaro Chil Siret
A Nombre del Consejo Coordinador Movimiento Cristiano LiberaciónLa Habana, 10 de Julio de 2007
Gal 5, 13.
MENSAJE A LA XXXI CONFERENCIA DE OBISPOS LATINO AMERICANOS
Queridos pastores de Latinoamerica:
Bienvenidos a nuestra Patria. Esta reunión de los obispos de Latinoamerica se celebra en un país tomado por mucho tiempo y por muchos, solo como símbolo. Este símbolo vara de significado dependiendo del prisma con que se nos mire.
Para muchos Cuba ha sido el santuario de su ideología, mientras a un pueblo entero se le amordaza y encadena a nombre de esa ideología. Para otros Cuba ha sido el ideal de liberación, mientras que para los cubanos la libertad ha sido el derecho mas negado y mas anhelado en muchas décadas. Para otros, una frontera desde donde pueden jugar a la confrontación con el norte, mientras los cubanos solo queremos vivir dignamente, como nación independiente y libres, pero en paz con todos los pueblos, también con nuestro vecino del norte. Para otros, Cuba ha sido la nación desahuciada, porque supuestamente acepta la realidad del totalitarismo, mientras que este, nuestro pueblo, aunque no ha dejado de amar y generar obras buenas que no pueden borrarse, jamas ha escogido vivir en el orden sin derechos que se le impone. Otros hablan de los cubanos de adentro y de los de afuera, como si fueran dos Cuba, desconociendo que la separación y el destierro han sido el castigo mas doloroso infligido a los cubanos, precisamente por que todos somos un solo pueblo, inseparable e indivisible, con un solo corazón, y un mismo dolor y una misma esperanza, hijos de una misma madre, la Virgen de la Caridad.
Ojala no se nos mire mas a través de ningún prisma deformador, sino directamente ,y entonces, se descubrirá que no somos una revolución, ni un símbolo, ni la culminación de una ideología, ni un experimento, ni una frontera de la historia, sino que somos:
Mas de once millones de seres humanos, de hijos de Dios y que por eso tenemos derecho a los derechos.
Hijos de Dios y por eso con la misma vocación de amor, de fraternidad, de justicia, de paz y libertad que todos los seres humanos y todos los pueblos del mundo.
De la misma manera, casi siempre juzgada y señalada por muchos, ha sido tratada nuestra Iglesia, todos los cristianos en Cuba, de todas las denominaciones, que no alardeamos del poder que nunca hemos tenido, ni buscado, sino de la persecución que hemos soportado. Persecución ante el silencio, la ausencia de solidaridad y hasta las justificaciones y la complacencia de algunos. Entre esos, aquellos que con teorías y hasta con teologías, excluyeron del alcance de la liberación a los que somos sometidos por la opresión a nombre de la ideología marxista o de la “revolución”. Aun lo siguen haciendo otros, en todas las latitudes y meridianos, a nombre de sus ideologías. Hemos sido como un espectáculo para el mundo. Pero Jesucristo libera a todos y el Evangelio no excluye a nadie. Dios no niega a nadie la libertad y la dignidad, pues da Su Amor a todos, creyentes y no creyentes.
Nuestra sociedad sufrió y sufre aun, el atentado perverso de la descristianizacion forzosa, iniciándose bajo el lema de que “la religión es el opio de los pueblos”, pero el pueblo descubrió que los que quieren expulsar a Dios de la historia y de la vida, solo preparan deslealmente la cultura del miedo y el ambiente propicio para instalar una forma de esclavitud.
Del Evangelio hemos aprendido que la Iglesia, no puede callar su voz profética cuando a hombres y mujeres se les oprime y se les niegan sus derechos y la libertad. No deben callarse los cristianos y tampoco deben callarse todas las victimas, que son los primeros llamados a reclamar sus propios derechos y así, como anunciaba el Papa Juan Pablo II ; “ser protagonistas de su
propia historia”. Eso es liberación
Proclamamos una verdad: La Iglesia en Cuba, oprimida como su pueblo y pequeña, en medio de la persecución, las injerencias, las amenazas y presiones mas diversas del poder político, fiel a Jesucristo, siempre ha evangelizado y siempre ha tenido un lugar para aquellos que no tienen lugar.
En Latinoamrica, desde hace mucho tiempo, los pueblos buscan un orden mas justo que permita a las muchedumbres marginadas, ascender a una vida mas digna y ya se logran cambios por las vías cívica y no por la violencia.
Pero si a nombre de la justicia social y la redención de los pobres, a los ciudadanos se les arrancan o se les niegan la libertad de expresión y los demás derechos políticos y civiles, entonces se tiende una trampa a los pueblos y se les quita el derecho por el que pudieron antes decidir democráticamente los cambios que deseaban. Cuando esto sucede, los pobres ya no tendrán, como no tienen en Cuba voz, ni siquiera para decir que son pobres. La democracia no es real si no es capaz de construir la justicia. Y la justicia ni es verdad, ni se puede conquistar, si se niega a los ciudadanos la libertad y los derechos civiles.
Muchos cubanos hermanos nuestros, hoy están encarcelados injustamente, por proclamar y defender los derechos de los cubanos, por promover el dialogo y la reconciliación, por impulsar cambios pacíficos para que las leyes respeten los derechos de todos los cubanos, inspirados en ese sacerdote cubano, ejemplar por su santidad y patriotismo, que se llamo P. Félix Varela. Estos prisioneros confinados junto a prisioneros comunes, en condiciones inhumanas, sufren un galopante deterioro de su salud. Desde la prisiones, ellos dan un testimonio de la presencia de Jesucristo en sus vidas, que han sido consagradas a la liberación de su pueblo por amor. Nuestros hermanos prisioneros y todos nosotros, durante estas jornadas, oraremos por ustedes y con ustedes, nuestros pastores latino americanos, para que también esta, su Treinta y una reunión, sea iluminada por el Espíritu Santo.
Hoy se sentencia a nuestro pueblo con la doctrina de que la única alternativa a este orden es la muerte. Así se pretenden cerrar las puertas del futuro, con una muralla fatalista de odio y de miedo. No obstante, lo que prevalece en el corazón y la mente de los cubanos, creemos que de todos los cubanos, de todas las posiciones políticas y experiencias, es el deseo de cambios, de reconciliación, de sanarnos por el perdón, de mirar hacia delante y construir, como hombres y mujeres libres, la paz. Lo haremos construyendo una sociedad mas justa, mas fraterna y mas humana, tomando todo lo bueno que se ha creado con amor y dejando atrás lo que nos divide, nos oprime y nos niega los derechos. Solo podemos lograrlo como dijo nuestro apóstol José Marti: “con todos y para el bien de todos”. Eso es liberación.
Liberación que no puede ser desde el odio, ni con el odio, ni negando al prójimo, ni excluyendo a ningún ser humano, sino por amor y reconociendo en cada cubano, en cada ser humano a un hermano. En este camino; nuestro movimiento trabaja, en medio de la persecución, por el Dialogo Nacional, por el reconocimiento legal de todos los derechos para todos los cubanos y por la Reconciliación Nacional.
Nuestro pueblo nada sumergido en las sombras, pero sabiendo que existe la luz y caminando hacia su encuentro. Es la luz de Dios, que ilumina los corazones, esa es la fuente de la esperanza de los cubanos y de su liberaciónVuestra vocación es la libertad, y por la misma causa, la nuestra también.
Oswaldo José Paya Sardinas , Minervo Lázaro Chil Siret
A Nombre del Consejo Coordinador Movimiento Cristiano LiberaciónLa Habana, 10 de Julio de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario