miércoles, 12 de diciembre de 2007

CARTA DE UNOS PADRES ORGULLOSAMENTE ANGUSTIADOS, AL PUEBLO HISPANOCUBANO Y A TODO AQUEL QUE LE PUEDA INTERESAR

2007-12-12.

Los padres de Manuel Benito de Valle Ruiz

Nos presentamos. Somos los padres de Manuel Benito de Valle Ruiz y os contamos lo que a continuación dice: El día 11 del presente mes, y a las 20 horas, aproximadamente, recibimos una llamada telefónica desde La Habana –servicios de la Embajada-, en la que se nos pregunta por el paradero de nuestro hijo Manuel. Uno, en su extrañeza, mas sin perder la educación, les contesta (habla el padre), que por lo que yo sabía, se encontraba, desde hacía una semana, en Madrid.
El interlocutor "buen diplomático", me refiere que nuestro hijo ha sido detenido, golpeado, retenido y puesto en libertad. Se encuentra bien, pero que no saben dónde se encuentra. El motivo: haber participado en una manifestación en contra del apartheid y la discriminación que sufre el pueblo cubano en su propia casa.

Hasta aquí, digamos que escuché una explicación más o menos claroscuro, y aquí empieza la "tela marinera": en un tono altisonante y ciertamente ofensivo, me dicen que nuestro hijo ha hecho uso indebido del pasaporte diplomático, dado que al haber terminado su trabajo en el ICEX de la Embajada, a finales de octubre, debería haber entregado el mencionado documento.

Y aquí, amigos, compatriotas, la ira de Aquiles se quedó en mantillas. Noté como la rabia me iba desbordando y le dije que ni sabía, ni me importaba ni, por supuesto, me interesaba en lo más mínimo el tema del pasaporte. Que por el contrario, lo que sí quería saber, y ¡mucho!, eran estas tres cosas:

Primero: saber si mi hijo estaba vivo; segundo: si era así, si le habían golpeado o torturado y tercero: qué medidas iban a tomar para preservar su integridad física, y que pudiera salir de la bendita Habana por su propio pie y con la cabeza alta.

El interlocutor, notando que ni me amilanaba, ni me impresionaba en lo más mínimo (quiero creer), dándose cuenta de con quién hablaba, y la situación que se traía entre manos, pasa a usar un lenguaje más humano y respetuoso.

Eso sí, sin dejar de darme "la barrila" con el tema del pasaporte, y añadiendo que por favor si nuestro hijo se ponía en contacto con nosotros, le remitiéramos a los Servicios de la Embajada, donde ellos se encargarían de todo lo necesario para su segura vuelta a esta su segunda patria.

Aclaración pertinente sobre la situación laboral y legal de nuestro hijo Manuel: Cuando llega destinado a La Habana, lo primero que le recomiendan (¿ordenan?) es que no se mezcle para nada con la población y sus tristes circunstancias. Efectivamente, mi hijo al escuchar eso, la nobleza obliga, se mete de cabeza (nada de lo humano nos es ajeno) en toda la miserable situación a que les tienen sometidos, los dizque progresistas “revolucionarios”, y la madre que los parió.

Sé, por que le conozco y todo aquel que lo conozca, dará fe de lo mismo, que desempeñó su trabajo sin mácula alguna. Termina el trabajo, vuelve a Sevilla. Uno, que tiene dado algún tiro que otro, barrunto que algo le ha pasado, y le tiene preocupado.

A partir de aquí, dejo al amable lector que imagine lo que quiera. Lo que si sé, es que mi hijo se encaloma en La Habana, con idea de hacer lo que hizo, y para que no me lo maten, hace uso legal del pasaporte (éste no caduca hasta final de diciembre), y le permita hacer lo que hizo.

Os lo juro, mi hijo no es tonto y nosotros sus padres, en nuestra segura ingenuidad, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Qué es peor? usar un documento al que tiene derecho y aún a riesgo de su vida, le permita luchar por una causa que él está convencido que es justa, o por el contrario, valerse de toda la maquinaria diplomática para apuntalar una dictadura tiránica y cruel con sus propios hijos, y presumir de progresistas y tolerantes de la nada, añadiría yo.

Perdonad la longitud y dejadme que me despida recordando al gran Cuco Sánchez: "En esta vida, nomás, nomás pasamos." Vale.

P.S.: Manuel, ¡cuanto! te queremos y añoramos. Que el Buen Dios guíe tus pasos.

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