26 de diciembre de 2007
Tania Díaz Castro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Al colega Lázaro Barredo Medina debo decirle como los niños cuando juegan: Así no se vale.
Barredo hace trampas. Juega sucio. Se deja llevar por su poder omnímodo de periodista del régimen y sin temor alguno ofende a un hombre que tal vez hasta vive a pocas cuadras de su casa.
Así no se vale. Tiene a su favor a la policía en su conjunto, a los miembros del Ministerio del Interior y de las FAR y a todo un gobierno que, aunque envejecido y deteriorado por su edad avanzada, está, quien lo duda, en un sólo pie.
Para Barredo, Elizardo no es un opositor, como le suele llamar a los de Venezuela y Bolivia, por sólo poner dos ejemplos. Tampoco los opositores cubanos de la Isla son opositores, sino personas que tergiversan la realidad del país.
Sin embargo, si todo lo que apareció en Granma el 17 de diciembre pasado escrito por Barredo contra Sánchez Santa Cruz, hubiera sido publicado en las revistas Bohemia o Carteles o en los periódicos El Diario de la Marina, Información, Alerta, La Tarde, El Mundo, etc., allá por la democracia de las primeras décadas de la República, entonces la cosa habría sido muy distinta. Elizardo hubiera tenido derecho a réplica donde mismo Barrero escribió sus ofensas.
Claro, en aquella época había libertad. El mismo señor Fidel Castro tuvo en varias ocasiones derecho a réplica, por ejemplo, cuando lo llamaron comunista y él lo desmintió con un amplio escrito publicado en la revista Bohemia.
Entonces, colega, sí se valía. Pero ahora no. Ahora la historia del futuro lo juzgará a usted como un elemento que empleó la fuerza para convencer a una población cansada de socialismo que nuestra oposición es un juego, un juego tan desigual que todavía sufren prisión personas inocentes que como usted escribían o formaban parte de organizaciones pacíficas.
El párrafo que reproduce sobre los presos me sorprende. Yo fui una presa política y estuve sometida no sólo a condiciones infrahumanas, sino que además, fui torturada psicológicamente durante seis meses en la Seguridad del Estado por orden de Fidel Castro, algo que como periodista bien informado, usted debería de conocer.
Disculpe mi atrevimiento, pero segura estoy de que usted vive y se viste mucho mejor que Elizardo, de quien conozco su modestia y su vida sencilla.
Nada podrán lograr sus dos extensas páginas difamatorias. Elizardo es querido por decenas de miles de personas que quieren un cambio en nuestro país, salir del marasmo en que nos encontramos, cambiar la triste realidad que según usted tergiversamos. Si lo duda, lea a su colega José Alejandro Rodríguez, quien año por año y día por día describe el fracaso de la dictadura que usted defiende
miércoles, 26 de diciembre de 2007
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