Shelyn Rojas
8 de agosto de 2007
La Habana – http://www.payolibre.com/ – Ángel Moya Acosta se graduó en la escuela de cadetes Antonio Maceo, en la provincia de Villa Clara. Luchó en la guerra de Angola. Regresó a Cuba en el año 1991 al cierre de la misión. Fue entonces cuando se licenció de la vida militar.
Luego comenzó a trabajar como obrero calificado en una empresa de fundición. Mas tarde en un centro de acetileno, hasta que en el 1993, cuando comenzó su vida como opositor pacífico, fue expulsado.
Berta Soler Fernández es técnica en microbiología de salud pública. El matrimonio Moya-Soler tiene dos hijos: Lienys y Luis Ángel.
A mediados del mes de marzo del año 2003, el gobierno desató una ola represiva por toda la isla. Berta le comentó a su esposo que no debía estar en la calle. Aunque pensaban que fuera algo pasajero, se debía estar alerta.
El día 19, a las cinco de la tarde, Ángel corría en el parque, mientras su esposa iba a recoger al niño a la escuela.
A petición de Berta, de regreso, su hijo fue a buscar el pan. En ese tiempo, vio a su esposo que regresaba del parque antes de lo acostumbrado, esta vez acompañado por cinco agentes de la seguridad del Estado. Berta, con ironía, preguntó qué si esos eran los visitantes que siempre venían a buscarlo.
Ángel pidió cambiarse la ropa antes de ser oficialmente arrestado. Fue entonces cuando supieron que serían víctimas de un registro. Pero Ángel no estaría presente, sería trasladado hacía las mazmorras de Villa Marista.
Al regreso de buscar el pan, los vecinos y amiguitos del niño no lo dejaron llegar al apartamento para que no presenciara lo que acontecía. La niña regresaba de un círculo de estudios. Se sumó al grupo que protegía a su hermanito.
Ángel, cuando se lo llevaban esposado, miraba a sus hijos con orgullo y gritaba que no lo arrestaban por delincuente; sólo por defender los Derechos Humanos.
Apenas eran las 6 de la tarde cuando comenzó el registro. Berta se encontraba por primera vez sola con los agentes, el presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) y la representante de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). El registro duró hasta las 12 de la noche. Una vecina les brindó comida a sus hijos que permanecieron fuera del hogar hasta esa hora.
En el registro, ocuparon pocos libros, los cuales contenían la verdadera historia de Cuba. Ocuparon un radio portátil con su cargador de baterías. También una película de video alquilada de contenido bélico. Moya fue acusado de traidor; de colaborar y dar información falsa al gobierno estadounidense; de mercenario y de tener el filme bélico para preparar una guerra.
Durante 15 días estuvo detenido en Villa Marista. El día del juicio sumaban 75 los acusados. Los juicios sumarios por toda Cuba se realizaron al amparo de la Ley 88, conocida como Ley Mordaza. Ángel fue sancionado a 20 años de privación de libertad.
Cuando terminó el juicio, le dijeron a Berta que le darían una visita especial en Villa Marista. La visita fue para darle la noticia de que, esa misma tarde, mientras Ángel era juzgado, su madre había fallecido de un infarto en Matanzas, donde residía.
Berta regresó a su casa, recogió algunas de sus pertenencias y se dirigió hacia la terminal de ómnibus interprovinciales. Allí durmió toda la madrugada. El dinero no le alcanzó para coger un carro nocturno. Al llegar, quedó muy poco tiempo para el sepelio.
Ángel fue llevado en horas de la madrugada al velorio de su madre, fue allí cuando lo supo.
Pobladores de Matanzas, al saber que Ángel estaba en la funeraria, fueron a verlo en solidaridad. Apenas lo dejaron estar dos horas en la funeraria. Nuevamente fue trasladado hacia Villa Marista y desde allí a la Prisión Provincial de Holguín, donde se negó a vestir el uniforme de preso. Los guardias lo esposaron y lo pasearon por el penal sin ropas ni zapatos, hasta llegar a una celda de castigo.
El resto de los 7* del Grupo de los 75 que se encontraban junto a él en Holguín, al saber la situación de Ángel, se plantaron en huelga de hambre. Ángel se vistió de preso cuando lo supo, no podía sacrificarlos. Debían estar firmes y fuertes para presenciar el fin.
Seis meses después fue trasladado hacia la prisión de Las Mangas en la provincia de Bayamo.
Al poco tiempo de la ola represiva las esposas de los arrestados, se unieron para protegerlos, en lo que llegó a llamarse las Damas de Blanco. Berta descubrió que no estaba sola.
En el año 2004 Ángel comenzó a padecer de hernia discal, apenas podía moverse. Debía ser intervenido quirúrgicamente. Berta, apoyada por las Damas de Blanco permaneció durante 41 horas frente a la Plaza Cívica José Martí en protesta para que su esposo fuera intervenido quirúrgicamente, lo antes posible. En compañía de Gisela Delgado denunció la situación ante la prensa internacional acreditada.
Berta exigió además, a los agentes y doctores que su esposo saliera bien de la operación. Sabía que en varias ocasiones, personas con la misma situación quedaban inválidas. “Ese padecimiento era producto de la prisión, si algo salía mal, lo hecho, sería poco comparado con lo que pensaba hacer”, afirmó.
La operación fue un éxito. Berta cuidó durante 8 meses a su esposo después de la intervención quirúrgica en el hospital Carlos J Finlay.
Su hija ya cumplió 15 años. No hubo fiesta. El varón ya tiene 11 años. Aman a su madre y a su padre.
Ángel convive en una celda con personas condenadas por asesinato y drogas. No acepta beneficios del gobierno. Las visitas son cada dos meses.
Berta aprendió a hacer de hombre y de mujer en el hogar. De madre y de padre para sus hijos. Siempre ha vencido el miedo, cada vez se hace más fuerte. Ángel, es la base de su esperanza. El amor la hace crecer.
Junto a las Damas de Blanco, lucha por la libertad de los integrantes del Grupo de los 75 que, incluyendo a su esposo, aún se encuentran tras las rejas. También para que sus hijos vivan en un país libre; de igualdades para todos los cubanos. Añora que en un futuro no muy lejano, su familia se encuentre unida en una Cuba libre y democrática.
Berta Soler Fernández fue invitada por la Liga de Ciudadanos Latino-Americanos Unidos (LULAC) para participar en un congreso sobre Derechos Humanos a efectuarse el pasado 12 de julio, en Chicago, Illinois. El permiso para viajar no le fue concedido.
* Nota: El resto de los 7 del Grupo de los 75 confinados en ese momento en la Prisión Provincial de Holguín, son: Adolfo Fernández Saínz, Alfredo Rodolfo Domínguez Batista, Antonio Ramón Díaz Sánchez, Arnaldo Ramos Lauzerique, Iván Hernández Carrillo y Mario Enrique Mayo Hernández.
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