miércoles, 29 de agosto de 2007

Sentencian a protagonistas de motín en cárcel cubana

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Los protagonistas de una abortada revuelta en una prisión de Santiago de Cuba donde murieron ametrallados dos militares, fueron sentenciados a penas de cadena perpetua y 30 años, confirmaron activistas de derechos humanos desde la isla.

De los cuatro encausados por el incidente del pasado diciembre en la prisión de El Manguito, fueron condenados a cadena perpetua el soldado Yoelvis Delgado Arvelo y un recluso de apellido Mursulí (natural del municipio Mayarí Arriba); mientras que otros dos soldados, Irán Cabrera León y un recluta de nombre desconocido, recibieron sentencias de 30 años de cárcel, según reportó la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN).

Las sentencias fueron dictadas el pasado junio por el Tribunal Militar Territorial de Oriente, en Santiago de Cuba, y marcaron una notable reducción a las solicitudes previstas durante la instrucción penal, cuando la fiscalía habría considerado la pena de muerte para los máximos responsables de la acción.

En otras palabras: el mandatario interino Raúl Castro prefirió no llevarlos al paredón.
''El gobierno tomó esta decisión consciente de que la opinión pública internacional es totalmente desfavorable a la pena de muerte'', declaró Elizardo Sánchez, presidente de la CCDHRN. ``Y todo esto tiene que ver con el estado de salud del jefe de Estado [Fidel Castro]''.

El activista indicó que el gobierno mantiene hermético control sobre el caso y contó que la policía detuvo días atrás a un misionero de la Iglesia Católica tras visitar la casa del recluta Delgado Arvelo, en el poblado de La Maya.

''Hay un férreo control sobre cada familia de los condenados'', agregó Sánchez.
Sin embargo, un residente de Songo La Maya familiarizado con el caso, afirmó a El Nuevo Herald que ``la familia [de Delgado Arvelo] piensa apelar la decisión''.

La prensa oficial no se ha referido hasta el momento al suceso, ocurrido en la madrugada del pasado 20 de diciembre cuando tres reclutas del Servicio Militar General (SMG) y dos presos comunes trataron de tomar por la fuerza el recinto penal, situado a 28 kilómetros de Santiago de Cuba.

La intentona obligó a movilizar hacia la zona a miles de combatientes del Ejército Oriental, la división de Tropas Especiales del Ministerio del Interior, y fuerzas combinadas de paracaidistas y la Policía Nacional Revolucionaria.

Aunque son imprecisas las versiones de lo ocurrido, fuentes cercanas al caso indicaron que los reclutas sublevados ocuparon la posta de entrada, cortaron las comunicaciones telefónicas del penal y escaparon del lugar junto a dos prisioneros, portando todos fusiles AKM.

Antes de escapar rumbo a la zona montañosa del Segundo Frente Oriental, los insurgentes ultimaron a balazos al teniente Oliverio Orozco y al subteniente José Antonio Tamayo, ambos sepultados con honores militares días después del incidente.

Uno de los reclusos fugados resultó herido tras un intercambio con fuerzas policiales. El grupo se rindió apenas 24 horas después y fue confinado a una sección especial de la prisión de Boniatico, en Santiago de Cuba.

Inicialmente se mencionó a cinco individuos --tres soldados y dos reclusos-- como los responsables de la revuelta, pero los reportes obtenidos por El Nuevo Herald mencionan sólo cuatro encausados en el proceso de El Manguito.

Sánchez recordó que el procedimiento sumario que decretó el fusilamiento de tres jóvenes de la raza negra en el 2003, ``dejó un mal sabor sobre la conducta del régimen''.

El 11 de abril del 2003, menos de 72 horas después de dictadas las sentencias de muerte, el gobierno cubano ejecutó a tres jóvenes cubanos que intentaron secuestrar una lancha de pasajeros en La Habana con el fin de llegar a Estados Unidos.

'Pero en estos momentos el gobierno sabe que no es recomendable mandar `malas noticias' y desde entonces mantiene una moratoria sobre la pena máxima'', agregó Sánchez.

Las autoridades también conservan bajo un manto de silencio el caso de tres soldados que el pasado 3 de mayo intentaron secuestrar un avión en el aeropuerto de La Habana y causaron la muerte de un teniente coronel de las Fuerzas Armadas (FAR). Los detenidos están incomunicados en una prisión militar y se desconoce si la fiscalía ha interpuesto ya una acusación contra ellos.

Hasta ahora la única referencia oficial al caso fue la del convaleciente gobernante Fidel Castro, quien en un artículo del pasado 7 de mayo aseguró que ``hace falta una gran dosis de serenidad y sangre fría para enfrentar tales problemas''.

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