sábado, 4 de agosto de 2007

¨La Supuesta Tregua del Raulato.¨

Por Dr. Darsi FerrerLa Habana, 2 de Agosto de 2007.

Es difícil establecer diferencias entre los admiradores y detractores del régimen cubano siguiendo el curso de las opiniones y declaraciones vertidas en los medios internacionales de difusión. Analistas políticos de dentro y fuera de la Isla, entre ellos, algunos de los principales líderes de la oposición, emiten valoraciones positivas sobre la presidencia interina del Sr. Raúl Castro durante el año transcurrido. Al anciano general le han fabricado una aureola de pragmático y reformista.

Además, especulan que es más familiar y abierto a los lazos afectivos, así como menos desleal con sus seguidores. Algunos argumentos están dirigidos a reconocer que bajo su mando la represión ha bajado de intensidad, que el número de presos políticos ha disminuido, que los métodos de tortura aplicados a los disidentes del sistema son considerados más bien blandos, entre otras razones.

También se oye hablar de cambios estructurales, de dialogo crítico, dialogo constructivo, reformas económicas al estilo chino o vietnamita. Se señalan rumbos diferentes en la dirección de la política interna enfocados a aumentar la capacidad productiva del país. En resumen, relacionan el período del Raulato con una supuesta tregua para la oposición.


Que se conozca hasta ahora, ningún preso político ha sido amnistiado, la ilegal e inmoral política del apartheid aplicada por el estado se mantiene vigente sin modificación alguna, no se ha derogado ninguna de las ¨leyes¨ que garantizan la violación y el irrespeto de las libertades y derechos de los cubanos.

Tampoco los que detentan el poder han facilitado la apertura para la sociedad ni toleran el más mínimo espacio de participación política, económica, social o cultural, ajena a sus intereses. Los llamados analistas en su referencia al tema cubano demuestran una gran capacidad semántica pero, a la vez, un divorcio total del drama que soporta el pueblo de la Isla. Al final logran resultados similares al de los admiradores del régimen; distorsionan la realidad en favor de ofrecer justificaciones y atenuantes a la tiranía. La realidad cubana va más allá de la situación que presenta la oposición.

Es imposible medir el grado de represión practicado por el régimen tomando como indicador el número menor o mayor de presos políticos, o la cantidad de actos de repudio organizados por la policía política. Lo lógico es aceptar que manifestaciones aberradas para la época, como el encarcelamiento por convicciones políticas, la represión, la tortura, el apartheid, el desprecio por su propia ¨legalidad¨, la mutilación de las oportunidades y esperanzas del pueblo con la finalidad de satisfacer las ambiciones de la casta dominante, dadas las terribles consecuencias que provocan, son en todo momento condenables y solo merecen el rechazo.

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