viernes, 23 de noviembre de 2007
Niño cubano condenado con su padre
Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - A 14 días de nacido, hace 4 años y 8 meses, Jeferson Suárez Puente fue condenado a 20 años de tortura psicológica y física en marzo de 2003 cuando su padre, Fidel Suárez Cruz, fue llevado a prisión por ser activista de derechos humanos.
El 16 de noviembre pasado, a las 4 de la madrugada, salió el pequeño junto a su mamá del bohío donde habitan en una finca del poblado Manuel Lazo, municipio Sandino, provincia Pinar del Río; algo así como casi la punta de la cola del cocodrilo que parece Cuba. Llegaron a la Prisión Kilo 8, conocida por la distancia que la separa de la ciudad de Pinar del Río, a las 9 de la mañana como estaba fijada la visita cada dos meses.
Las horas pasaban y el pequeño se inquietaba, cuando a la una de la tarde el guardián lo condujo, Jeferson se encontró en un lugar inhóspito frente a un hombre delgado que dice ser su papá; eso porque en realidad son desconocidos. Nunca han vivido juntos. Encerrado en el denso espacio, la desesperación del niño resultaba imposible de calmar. Lloró y gritó porque quería salir y regresar a casa.
Esa noche, Jeferson se durmió muy tarde; se hizo pipi y caca en la cama. Su papá debe estar muy triste, pero no puede comunicarse con él, pues en esa prisión no hay teléfono y las cartas no llegan. Taciturno, triste, inquieto, el niño no quiere ir a la escuela, y una vez allí se aleja de los demás, no desea jugar y tiene mal carácter. Aniley Puente, su mamá está muy preocupada y merece apoyo y solidaridad.
Indudablemente, la tortura psicológica está incidiendo en la salud mental y física de Jeferson. No necesita un psicólogo, requiere con urgencia su padre. Ese integrante de los 75 que fueron llevados a las cárceles injustamente durante la Primavera Negra de 2003 por el delito de haber perdido el miedo y pretender ejercer su derecho a la libertad de expresión. Fidel Suárez Cruz es un hombre joven que se mantiene firme en sus convicciones, pero padece profundamente por los sufrimientos causados a su hijo y su esposa, añadidos a su injusto y cruel cautiverio.
Otros hijos de los 59 prisioneros de conciencia de los 75 que permanecen encerrados, están sometidos a muchas tensiones, privaciones y represión. También lo están los pequeños y ancianos de unos 250 prisioneros políticos pacíficos cubanos.
¿Acaso no pueden cumplir con los horarios de visita, poner un teléfono y respetar la correspondencia en la Prisión Kilo 8? Estos presos deben ser liberados y sus familias respetadas.
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