Los disidentes cubanos Vladimiro Roca (i) y Marta Beatriz Roque (d) asisten a la lectura de un comunicado en el que los miembros del grupo Red Cubana de Comunicadores Comunitarios informaron su decisión de concluir el 17 de noviembre de 2009, en La Habana (Cuba), la huelga de hambre que iniciaron para protestar contra el gobierno de la isla, tras la cual se deterioró la salud de Marta Beatriz Roque (d). EFE/Alejandro Ernesto
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Por JUAN O. TAMAYO
jtamayo@ElNuevoHerald.com
Los programas de Estados Unidos para fomentar la democracia en Cuba están prácticamente paralizados por obstáculos políticos, burocráticos y de seguridad que tanto partidarios como críticos dicen que podrían acabar eliminando sus iniciativas más agresivas.
La Agencia para Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), que entrega la mayor parte de los fondos, no ha solicitado nuevas propuestas de fondos desde marzo, y los grupos que administran los programas se quejan de que les queda poco dinero.
Poderosos legisladores demócratas han prometido bloquear los programas más ‘‘provocadores'' y la administración del presidente Barack Obama ha dejado entender que podría eliminar una parte clave de los programas que Cuba califica de "subversivos''.
"Si esto sigue igual todo el programa por la democracia va a desaparecer'', dijo Frank Calzón, director ejecutivo del Centro para una Cuba Libre en los suburbios de Washington, entidad que dejó de recibir fondos del gobierno federal el año pasado.
Creado durante la administración de Bill Clinton, los programas denominados Cuba Democracy Assistance se ampliaron bajo la presidencia de George W. Bush y en el 2008 el Congreso aprobó $40 millones para los dos años que concluyen el 30 de septiembre.
El dinero va a organizaciones no gubernamentales y firmas privadas, que a su vez apoyan a disidentes, periodistas independientes y otros grupos pacíficos de la sociedad civil, y envían artículos como libros, radios de onda corta, receptores de televisión por satélite y teléfonos celulares.
Algunos de los problemas del programa son burocráticos, declararon a El Nuevo Herald varias fuentes. La mayoría pidió no ser identificada y declinó comentar sobre los fondos federales que reciben sus organizaciones debido al delicado carácter político del tema.
Pero todas concordaron en que la USAID ha trabajado sin altos jefes durante los últimos 12 meses. Rajiv Shah, escogido por Obama para dirigir la entidad, prestó juramento este mes. Elaine Grigsby, la veterana directora de los programas de Cuba, pasó a otro puesto el año pasado. Y la persona que la reemplazó fue reasignada de inmediato a Pakistán.
"Dada su naturaleza delicada y política, el programa de Cuba necesita. . . principalmente, apoyo a alto nivel que ejerza presión sobre la burocracia'', dijo un ex funcionario de la administración de Bush. Pero los burócratas "por definición tienden a hacer lo menos posible hasta saber lo que la Casa Blanca y los líderes políticos quieren''.
La solicitud de nuevas propuestas para los programas dirigidos a Cuba por parte de la USAID, que se esperaba inicialmente en marzo, no se ha enviado todavía, dijo el director de una organización sin fines de lucro que recibe fondos federales.
"Básicamente, vamos a tener que empacar las cosas y cerrar'', dijo Frank Hernández Trujillo, del Grupo de Apoyo a la Disidencia, con sede en Miami, cuando lo que le queda de fondos de la USAID se termine el 31 de marzo. El grupo ha recibido $6 millones desde el 2005, dijo.
En el Departamento de Estado, que también maneja algunos de los fondos para los programas dirigidos a Cuba, Arturo Valenzuela, nominado por Obama, no juró como subsecretario de asuntos hemisféricos hasta noviembre.
La parálisis en los programas a favor de la democracia, dijeron sus partidarios, ocurre en momentos en que los cubanos expresan una frustración cada vez mayor con la maltrecha economía y el estricto control político en la isla.
"Este es el peor momento posible para congelar los fondos, porque el movimiento por una sociedad civil en Cuba está dando claras señales de estar despertando'', dijo Orlando Gutiérrez, del Directorio Democrático Cubano en Miami, que apoya a los disidentes en la isla.
Las autoridades cubanas aumentaron los problemas el 4 de diciembre al arrestar en La Habana a Alan Gross, subcontratista de la USAID. Se ha reportado que Gross, quien permanece detenido, estaba en la isla ayudando a grupos judíos a tener acceso "no filtrado'' a internet.
El arresto de Gross llamó la atención sobre los aspectos más agresivos y arriesgados de los programas estadounidenses y suscitó especulaciones de que La Habana lo mantendrá en la cárcel hasta que Washington pare al menos algunos de los programas. El gobierno cubano criminaliza la recepción de ayuda de Estados Unidos y controla estrictamente equipos de comunicación como los teléfonos por satélite.
El arresto ya ha provocado que la USAID y el Departamento de Estado suspendan los viajes de este tipo de contratistas y subcontratistas, una de las maneras en las que se ha enviado artículos a la isla en años recientes.
El 28 de diciembre, la Sección de Cuba del Departamento de Estado envió un mensaje electrónico "para enfatizar de nuevo nuestra recomendación de suspender temporalmente los viajes a la isla hasta nuevo aviso'', según una copia obtenida por El Nuevo Herald. El mensaje, según los que lo recibieron, equivalió a una orden de suspender los viajes.
Y el 19 de enero, un funcionario de la USAID envió electrónicamente un cuestionario a los directores de los programas preguntándoles qué actividades podrían continuar "si no pudieran viajar a la isla'' y "cuáles son los pros y contras de comprar la mayoría o todos los artículos necesarios en la isla''.
"¿Necesitamos el permiso del régimen de Castro para enviar ayuda a Cuba?", dijo Mauricio Claver-Carone, del comité de acción política U.S-Cuba Democracy, que apoya los programas. "Darles el poder de vetar nuestros programas sería absurdo''.
Comprar los artículos en otros países en vez de Cuba elimina una fuente de divisas para el gobierno de La Habana, dijo un beneficiario de los fondos federales, quien agregó que la administración de Ronald Reagan y el Vaticano enviaron equipos de impresión y máquinas de fax al sindicato Solidaridad en Polonia durante el régimen comunista.
El senador George LeMieux, republicano por la Florida, dijo que se reunió en diciembre con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y Shah, y consiguió la promesa de que acelerarían la asignación de los fondos dirigidos a Cuba.
"Necesitamos que ese dinero se libere, que esas organizaciones puedan promover la democracia en Cuba'', dijo LeMieux. "Si algunos de mis colegas piensan que esto es una provocación, tienen razón. Pero estamos tratando de promover la democracia en un estado totalitario''.
No obstante, críticos y partidarios de los programas concuerdan en que la administración de Obama, que ha tomado varias medidas amistosas hacia Cuba, probablemente eliminará algunas de las actividades, como enviar la entrega de equipos de comunicación avanzados.
"Simplemente no habrá el apoyo político necesario para esta clase de estrategia. . . que teníamos'', dijo el ex funcionario de la administración de Bush. Las estrategias de Bush "no se atienen a la intención expresada por Obama de no enfrentarse a nuestros enemigos en el continente''.
Se espera asimismo una firme resistencia a los aspectos más agresivos de los programas por parte de legisladores demócratas, quienes afirman que sólo alimentaría las quejas de La Habana de que Washington está empeñado en "derrocar'' el gobierno.
"Nadie está en contra del propósito final. Todo el mundo quiere una vida mejor para los cubanos. La diferencia está en cómo conseguirla. Pero ¿tienen que provocar al régimen cubano?", dijo un asistente de un poderoso senador demócrata.
"Sería grato hacer ciertas cosas, pero la pregunta que tenemos que hacernos es si eso mejora o empeora las cosas'', añadió. "No es que estas cosas sean agresivas. Es que son infructuosas y contraproducentes''.
LeMieux no coincidió.
"El hecho que los Castro hayan arrestado y encarcelar [a Gross]। . . es una prueba sustancial de la efectividad del programa de Ayuda Democrática'', escribió en una carta fechada el 15 de enero a Clinton y Shah.
martes, 26 de enero de 2010
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