Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Para mí es un honor escribir sobre José Antonio Fornaris, a quien siempre he respetado y admirado, no sólo porque es uno de nuestros mejores periodistas independientes, sino por ser un superviviente del vendaval que ha azotado a Cuba a partir de 1959, cuando bajaron los rebeldes de la Sierra Maestra.
Fornaris era apenas un niño de diez años que creía en Los Reyes Magos y jugaba a la pelota en los parques de La Habana. Años después descubrió que su vocación era el periodismo y trabajó durante algunos años en emisoras de radio, mientras colaboraba en periódicos y revistas.
Lo conocí allá por los setenta del siglo pasado, cuando los dos éramos jóvenes y coincidimos como escritores en Radio Progreso. Si algo me llamaba la atención de su personalidad eran sus suaves y sobrias maneras, su jovialidad con todos, siempre dispuesto a sonreír en momentos de seriedad.
Es, me aclara, partidario del conservadurismo, inclinado a restaurar el orgullo de la República: sus valores y estructuras tradicionales donde los cubanos sean de nuevo el centro de nuestra nación, no ciudadanos de tercera y cuarta categoría, como ocurre hoy.
Por eso, en 1988, Fornaris da sus primeros pasos como opositor en el Movimiento de Derechos Humanos que la Seguridad del Estado, dirigida por Fidel Castro y entrenada por la policía secreta de la ex Unión Soviética, no ha logrado desaparecer.
En este masivo y sólido Movimiento, gracias a su único programa político: la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, desempeñó Fornaris durante años su trabajo pacífico, lleno de optimismo e iniciativas.
“Un mal día del año 1997 -me dice-, decido escapar del país, recobrar la vida que pretendían robarme. No sólo estaba a merced de la policía política de la tiranía, sino además, de algunos grupos del exilio que se dejaron confundir ante una estrategia maquiavélica y cruel de la policía política contra algunos opositores, a los que les creaban una falsa apariencia de agentes.
Esto contribuyó a que, después de tres meses de permanecer en la Base Naval de Guantánamo, las autoridades norteamericanas me deportaran. Cuando me dejaron en la frontera en manos de los oficiales, el de más alto rango me dijo: “Sabemos que te han deportado para que seas un agente de la CIA. No te perderemos pie ni pisada. Así que prepárate para lo peor”.¨
José Antonio Fornaris se preparó para lo peor y sobrevivió, siempre del lado de la oposición, a pesar de sus enemigos. En 1998 se incorporó al periodismo independiente, en CubaNet, y desde entonces su pensamiento, libre, nos ha acompañado a todos los que lo amamos.
Por último, quiero saber cuál es la génesis de toda aquella historia turbulenta y mal elaborada y me pregunta:
-¿Recuerdas que Abraham Lincoln tenía cuatro cuñados que eran oficiales del Ejército del Sur?
-Sí, le respondo.
-¿Y que el tirano tiene parientes importantes en el exilio?
-Sí, volví a responderle.
-Bueno, pues yo también tuve un cuñado. ¡Era un agente castrista!
Riéndonos a mandíbula batiente terminó la entrevista।
martes, 26 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario