La Habana, 13 de febrero de 2008
www.opositorcubano.com
Declaración
En estos días se desarrolla un intenso debate político y mediático en torno a un encuentro entre estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana y el compatriota Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional de Cuba. Un encuentro que se desarrolló en el mes de enero y que fue filmado y filtrado recientemente a la prensa internacional.
Ciertamente el alboroto en torno a este asunto es interesante. El cuestionamiento de un estudiante, en términos políticamente correctos, sobre las históricas contradicciones entre el discurso del gobierno y la realidad cubana, en un momento en el que Cuba parece abrirse a sí misma, ha despertado un vivo interés por parte del mundo y de los cubanos que han tenido la oportunidad de ver o conocer de este debate: reflejo de que el país bulle desde todas las esquinas por la necesidad de cambios. Una ebullición que es ejercida con una responsabilidad, civilidad y madurez admirables por toda la sociedad cubana.
Un grupo de integrantes del Arco Progresista y otros amigos pudimos ver en la noche de ayer la grabación completa con las intervenciones de algunos estudiantes y las respuestas poco articuladas del presidente de la Asamblea Nacional a los cubanos más informados de Cuba.
Todos los puntos planteados resultan claves y tienen que ver con las preocupaciones vivas de la mayoría de los cubanos sobre su bienestar y su destino como ciudadanos y seres humanos. Para nosotros, sin embargo, destaca un punto que lo consideramos, incluso, tan o más importante que el debate por la necesaria e inevitable democratización de Cuba porque tiene que ver con la identidad profunda y la posibilidad del completamiento de la nación cubana. Ese punto, que ha destapado nuestra más profunda indignación y concita nuestro rechazo inmediato es el de las expresiones francamente racistas que el compatriota Alarcón parece que no pudo evitar frente a la sorpresa de algunas de las intervenciones de los estudiantes. El término negrada, empleado por él en algún momento de sus intervenciones, es inaceptable por constituir una referencia despectiva hacia uno de los componentes esenciales de la nacionalidad cubana. No se espera de dirigentes políticos, líderes sociales o de opinión, que tienen una mayor responsabilidad con el uso público de la palabra, el empleo de estas u otras referencias que solo denigran una condición y profundizan el daño a la autoestima de muchos cubanos.
El Arco Progresista, que reúne a cubanos de todas las razas y colores, espera que haya sido esta una infeliz e inconsciente salida de tono que debe ser evitada en el futuro por todo cubano, revolucionario o no, que se precie de serlo.
Manuel Cuesta Morúa
Portavoz
miércoles, 13 de febrero de 2008
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