viernes, 21 de septiembre de 2007

¨Secuestro y tortura con impunidad¨.



Por Dr. Darsi Ferrer, dir. Centro de Salud y derechos Humanos ¨Juan Bruno Zayas¨.
La Habana, 20 de septiembre de 2007.

La práctica sistemática de acciones terroristas caracteriza el actuar represivo y arbitrario de la Seguridad del Estado, en su afán de imponer la obediencia a la población cubana.

Los disidentes constituyen las principales víctimas de esa política de Estado, aunque también está dirigida contra los inconformes y demás personas que no muestren total sumisión a la tiranía.

Tal es el caso del joven Yuri Martínez Sánchez, de 34 años y enfermo de SIDA. Quien sufrió sanción en tres ocasiones por el supuesto delito de ¨peligrosidad social¨, o sea, condenado a prisión por ser proclive a delinquir.

Según cuenta, el día de su cumpleaños, el pasado 21 de agosto, mientras caminaba por la Habana Vieja, alrededor de las 2:00 de la madrugada, un auto Lada de color gris apareció de pronto, se bajaron cuatro personas, lo metieron a la fuerza en el carro y se lo llevaron.

Los secuestradores le vendaron los ojos y le amarraron las manos con una cuerda. Al poco tiempo el automóvil se detuvo, lo bajaron y dejaron encerrado en un cuarto durante unas 10 horas.

Finalmente, los secuestradores entraron a la habitación y en lo que dos lo inmovilizaron un tercero le pegó varias veces un objeto metálico caliente en la frente, con la intención de borrarle su tatuaje. Un año antes, se había tatuado -¨USA¨- en protesta por su situación carcelaria.

Después lo sacaron de la casa, lo montaron en el auto y tras un recorrido de unos 40 minutos lo dejaron tirado por la autopista, lejos de la ciudad. Antes de marcharse uno lo desató, le prohibió quitarse la venda y lo amenazó con matarlo la próxima vez, de seguir manifestándose en contra del Gobierno.

En Cárdenas, municipio de Matanzas, la policía se encarga de arrestar a Pedro Jesús Calderín Mirabal, alias Caldero, cada vez que hay alguna actividad política en el territorio. Caldero tiene el agravante de vivir cerca de Elián González, el balserito repatriado de los EEUU, cuya familia es muy visitada por personajes del Gobierno.

El Sr. Caldero es alcohólico y sufrió prisión en el año 1993 por el ¨delito¨ de ¨desacato a la figura del Comandante¨, cuando en estado de embriaguez gritó en un bar ofensas sobre Fidel Castro. En el año 95 cumplió sanción domiciliar por hacer lo mismo en algunas de sus borracheras.
En uno de los tantos arrestos los policías lo llevaron para el hospital, donde presionaron al cirujano de guardia para que le quitara el tatuaje que tiene en el pecho. Caso inusual, el doctor se negó y exigió el consentimiento del detenido para someterlo a cirugía.

En otra ocasión no fue tan afortunado, varios militares lo secuestraron en plena vía pública y en la Unidad de la Policía de Cárdenas le quemaron las letras tatuadas en su pecho - ¨ABAJO FIDEL¨ - con una fórmula casera, a base de sal y zumo de limón.

Estas dos víctimas de secuestro y tortura, Yuri Martínez y Pedro Jesús Calderín, muestran en las cicatrices de su piel hasta donde llega la perversión e impunidad de quienes se encargan de velar por los intereses de la ¨Revolución¨.

¿Qué diferencia podrá establecerse entre los que son capaces de realizar ese tipo de crueldades y aquellos que asesinan inocentes a sangre fría?

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