lunes, 18 de junio de 2007

Postal para el padre cautivo


WILFREDO CANCIO ISLA

El Nuevo Herald

Cortesía Miriam Leiva LOS HIJOS de los 75: una imagen para la historia.La fotografía llegó por la Internet, desbordante de candor infantil y con una intensa declaración de cariño al pie: ''Papá, te quiero mucho y estoy muy orgulloso de ti''. La firman Los Hijos de los 75.

La foto y la dedicatoria forman parte de la postal que han confeccionado artesanalmente las Damas de Blanco -- movimiento cívico por la liberación de los presos políticos cubanos -- para hacerla llegar a los padres y abuelos en cautiverio. Una foto pegada a un cartón con un mensaje desde la inocencia que comienza a despertar a una cruda realidad: la llegada del Día de los Padres con la tristeza repetida del papá que no puede acompañarlos.

Unos, los más crecidos, han vivido la fecha como un desgarramiento emocional a partir del 2003, cuando sus padres fueron llevados tras las rejas en la llamada Primavera Negra de Cuba. Otros, los más pequeños, ni siquiera tienen recuerdos de una celebración así junto a la figura paterna o no tienen edad suficiente para percibir la ilusión que acompaña esta jornada.

La imagen de la postal fue tomada el pasado 6 de enero, cuando una treintena de estos niños celebraba el Día de Reyes en La Habana. Llegados desde todos los puntos de la isla se reunieron esa mañana en la vivienda de Laura Pollán, la gran inspiradora de las Damas de Blanco, para reafirmar una tradición borrada del calendario oficial por cuatro décadas de voluntad totalitaria. Los niños -- algunos todavía en brazos maternos -- rodean una mesa con un pequeño pastel, dos botellas de refresco, platos y vasos de cartón. El momento de la instantánea es singularmente expresivo, con miradas perdidas y rostros adustos, como si se tratara de una festividad contenida.

La periodista independiente Miriam Leiva tuvo la iniciativa de realizar las postales, que les serán entregadas a los padres presos en la próxima visita familiar.

''Tú los ves corriendo y jugando juntos, pero no son niños completamente alegres'', relata Leiva.
``Cuando los observas te das cuenta de que están sumidos en un trauma sicológico profundo por la ausencia del padre y por todo el sufrimiento familiar''.

Cuatro de los niños nacieron cuando sus padres estaban ya presos. Otros apenas habían cumplido meses, como Patricia Rodríguez, la menor de los tres hijos del fotorreportero Omar Rodríguez Saludes, condenado a 27 años. Patricia, la niña largamente ansiada por Rodríguez Saludes e Ileana Marrero, nació en noviembre del 2002. Cuatro meses después el padre fue arrestado, luego de una minuciosa requisa del domicilio que incluyó la canastilla y las medicinas de la bebé, que nació con un problema renal.

''El no ha podido disfrutar la niña, que era su gran ilusión'', me contó Marrero en una conversación telefónica. ``Y lo más doloroso fue que al principio la niña lo rechazaba cuando íbamos a visitarlo a la prisión''.

Con el tiempo y la costumbre, Patricia ha cambiado sus sentimientos hacia el padre. ''Ahora lo adora'', señala Marrero, quien contrajo matrimonio con Rodríguez Saludes en 1986. Sólo que Patricia piensa ahora que visitar la prisión es ``ir a la casa de papá''.

La prisión de estos hombres no sólo ha erosionado la relación de paternidad. Ha provocado también hondas crisis y divisiones familiares que afectan por igual a esposas e hijos. Ante la incertidumbre y la soledad, Yamilé Llanes optó por emigrar a Estados Unidos con sus cuatro hijos menores, fruto de la unión con el doctor José Luis García Paneque. La familia vivía en Las Tunas y atravesaba una precaria situación económica. Desesperada, pensando en salvar el futuro de sus hijos, Yamilé y los niños llegaron a Tampa a comienzos de este año. Atrás quedó García Paneque, enfermo y no menos desesperado, expirando una condena de 20 años.

Una historia repetida con trágica insistencia, en la isla y en el exilio, como si fuera un martirio natural de la condición cubana. Todavía está fresco en la memoria el caso de Mario Chanes de Armas, el hombre que cumplió el más largo presidio político de la era moderna, quien recibió en prisión las noticias del nacimiento y la muerte de su único hijo.

El poeta disidente Manuel Vázquez Portal, encausado en el Grupo de los 75 antes de obtener una licencia extrapenal humanitaria, recuerda como un tormento imborrable las dos ocasiones en que pasó el Día de los Padres en confinamiento, alejado de su hijo menor Gabriel.

''La melancolía te recorre de pies a cabeza y estalla ese día por acumulación del deseo de ver a tu hijo'', rememora Vázquez Portal, que llegó al exilio con su familia en el 2005.

Además de destinar una postal a cada uno de los padres cautivos, desde el pasado miércoles Miriam Leiva comenzó a enviarla por la Internet alrededor del mundo. Será un entrañable gesto de solidaridad que en esta jornada de afecto entre padres e hijos, los que disfrutamos de la cercanía familiar como algo cotidiano nos detengamos por un minuto frente a esta foto.

Es una calamidad que, desde la esquina de la mesa, Frank Samuel Ruiz, vestido con camiseta amarilla, tenga que estar tan pensativo a sus 9 años. O César Linares, de 8, nos mire tan serio y tenso. Estos niños merecen sonreír.

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