sábado, 24 de enero de 2009

Boxeador cubano en Miami, como pez en el agua

Erislandy Lara: "Esto es como Cuba, pero con comida".
ENRIQUE RANGEL
El Nuevo Herald
Erislandy Lara
HECTOR GABINO / El Nuevo Herald
Erislandy Lara

Cuando recorre las calles de Miami, Erislandy Lara, quien apenas tiene tres peleas como profesional, es reconocido por la gente. Si va a un centro comercial los aficionados le desean buena suerte y le dicen que vieron su último combate. "Tremendo nocáut'', le dicen.

El guantanamero se siente bien, como en casa -dice-, pero con una gran diferencia.

"Esto es como Cuba, pero con comida'', asegura Lara, quien era una de las joyas del boxeo de su país hasta que decidió tomar otra senda, una prohibida dentro de las fronteras cubanas: el profesionalismo.

Atrás quedaron las vivencias de la niñez y de su juventud, así como algunos de sus mejores amigos, entre ellos, Guillermo Rigondeaux, el cómplice que lo acompañó en aquella aventura en Brasil, en donde intentó quedarse para luego ser apresado y enviado de vuelta a Cuba.

"Sé que él está allá mal. No la está pasando bien'', añade Lara, quien en su segundo intento escapista cumplió su cometido y se radicó en Alemania en donde inició su carrera como profesional y se llevó dos triunfos antes de hacer su primera presentación en Estados Unidos en Nevada el pasado 9 de enero.

En ese combate, que fue televisado en todo el país por ESPN, se mostró en apenas tres minutos porque al final del primer round envió un violento golpe a la cabeza al mexicoestadounidense Rodrigo Aguiar, quien quedó en la lona sin respuestas.

"Estaba super preparado para esa pelea y la verdad es que no estaba buscando el nocáut. El golpe prácticamente salió solo, pero cuando lo conecté y vi que se cayó supe que no se paraba'', evoca el ex campeón mundial amateur de peso welter y ganador de la medalla de oro en los pasados Juegos Panamericanos.

Ahora le toca un nuevo reto, esta vez, más cerca de casa, en el University Center Arena de la Universidad de Nova en Davie, en el condado de Broward. Del rival, un pugilista que también tiene 4-0 y que se llama Cecil McCalla, confiesa no saber nada. Nada de que preocupar, porque esa es su filosofía.

"El nombre de mi contrario lo termino conociendo el último día'', reconoce el pegador zurdo quien pese a sumar más de 300 peleas en el amateur reconoce que necesita apilar más rounds como profesional para poder aspirar a la meta de todo boxeador, luchar por el título mundial.

De esta forma, McCalla sólo será una parada más de una ruta que se volverá a detener el 3 de abril. "Ese día vuelvo a pelear. Si bien sé que técnicamente me siento pulido y que soy un tipo rápido y que sabe cómo combatir, estoy consciente de que necesito más peleas'', advierte.

Mientras espera que se capitalicen más oportunidades de subir a los ensogados, Lara disfruta su estancia en Miami. "La paso bien acá, con muchos amigos'', admite el boxeador de 25 años, que todos los días de su vida se felicita a sí mismo por haber escogido el camino que lo llevó fuera de su país.

"Allá ya estaba prácticamente fuera del boxeo. Castigado, en un país donde además las cosas están muy, pero muy mal'', enfatiza.

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