jueves, 5 de junio de 2008

Los cocos solamente

Darsi Ferrer

La situación no anda bien para los cubanos portadores y enfermos de VIH -SIDA. A partir del pasado 15 de mayo sólo el Centro de Atención Integral conocido por Los cocos, quedó para ofrecer servicios a estos pacientes, luego del cierre de los sanatorios Menocal y Nazareno.

La propaganda de los logros del gobierno en cuanto a asistencia médica se refiere, promociona el Programa Nacional de VIH-SIDA como garantía de una adecuada cobertura de salud que protege a las personas que viven con el virus. Además, instituciones internacionales como el Fondo Global, donan al país sumas millonarias para mejorar la esperanza y la calidad de vida de esos enfermos.

En realidad, la condición de seropositvo se convierte en un estigma que provoca rechazo, discriminación y motivo de violación de las libertades fundamentales.

Los ciudadanos diagnosticados con la enfermedad son recluidos en sanatorios, con el pretexto de enseñarlos a convivir con la enfermedad. De ese modo, los pacientes dependen de la autorización de una comisión médica, que decide si la persona en cuestión es “confiable” o no para reintegrarse a su comunidad.

Existen sanatorios en todas las provincias, con la excepción de las Tunas. En esos lugares las condiciones son pésimas. Están conformados por apartamentos deteriorados, que se filtran, faltos de pintura. El régimen al que someten a los enfermos es carcelario. Les restringen los pases y las visitas familiares, y está prohibido el acceso de sus amistades. La alimentación es insuficiente y mal elaborada.

Los pacientes se quejan de recibir malos tratos por parte del personal médico, y de frecuentes amenazas con acusaciones de propagación de epidemia ante cualquier protesta. Tampoco cuentan con una atención médica adecuada por la escasez de recursos en esas instalaciones, donde ni siquiera existen los medios para cuantificar los CD-4 y la carga viral, exámenes simples e imprescindibles en el manejo de la enfermedad. La inmunosupresión provoca enfermedades oportunistas.

Aquellos enfermos que logran retornar a sus comunidades afrontan muchas vicisitudes para resolver sus problemas de salud. En no pocas ocasiones les niegan la asistencia médica en los hospitales y policlínicas con la justificación de carecer de material desechable, guantes adecuados, por ejemplo. Más de un paciente con SIDA ha regresado a su casa con una herida u otros padecimientos sin ser asistidos por estas razones.

El VIH-SIDA es una infección de transmisión sexual, la principal vía de contagio es el coito anal, y en menor medida por el sexo bucal o vaginal. También puede contraerse el virus por contacto directo con sangre infectada, a través de transfusiones, agujas o material quirúrgico.

Las manifestaciones clínicas aparecen como consecuencia de la depresión del sistema inmunológico, pues afecta principalmente la función de las células de defensa conocidas como linfocitos T (CD-4). La inmunosupresión provoca enfermedades oportunistas.

En Cuba, según fuentes oficiales, la epidemia está bajo control. La tasa de prevalencia reportada es de 0,05, una de las más bajas del mundo. Sin embargo, es de dudar, pues hay un subregistro importante como lo demuestra el diagnóstico de casos en estado de SIDA, o sea, cuando ya han aparecido los síntomas. También conspira contra el adecuado control de la epidemia, el deterioro del sistema de atención primaria de salud.

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