lunes, 17 de noviembre de 2008

Nuevos conservadores

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - La resistencia al discurso del General Raúl Castro del 26 de julio de 2007, dentro del aparato político, es un indicador de la confrontación que se lleva a cabo en el seno del gobierno. En esta pelea tienen protagonismo los nuevos conservadores comunistas.

Si alguien pregunta por qué se detuvieron las primeras medidas y los “cambios estructurales”, entre los que estaban la entrega de tierras a los campesinos, la reforma salarial, el estimulo al aumento de la inversión extranjera, la eliminación de la tarjeta blanca para viajar al exterior y otras tantas medidas, nadie sabría qué responder.

Un referente se visualiza en las frecuentes Reflexiones de Fidel Castro, difundidas a través del periódico Granma y Cuba Debate, que lo ubican como el primer opositor visible a Raúl Castro, pues critica, obstruye o se adelanta a las decisiones a tomar por el jefe de Estado.

Castro se reserva la facultad de dirigirse a los cubanos a través de sus trabajos, firmados por El compañero Fidel. Con ello conserva la potestad de pronunciarse sobre los asuntos que juzgue conveniente.

En 2008, Fidel Castro lanzó sus dardos contra las medidas de liberalización de la telefonía móvil o de acceso a Internet, atacó el levantamiento de las sanciones de la Unión Europea a la isla y se pronunció contra la recepción de la ayuda brindada por los Estados Unidos a las víctimas de los huracanes.

La interminable convalecencia de Castro, manejada hábilmente por los conservadores, les permite imponer su agenda, disolviendo bajo un manto de terror y de lucha contra la corrupción gubernamental, cualquier señal de desplazamiento de los otros bandos. En ese escenario, la designación de José Ramón Machado Ventura al puesto de Primer Vicepresidente del Consejo de Estado, da claves del actual contexto cubano.

Ante todo, Machadito es un fiel soldado de Raúl Castro. En julio de 2006, durante el V Pleno del Comité Central, cuatro semanas antes de que Fidel delegara sus poderes por enfermedad, desarrolló un diseño para asegurar el control de la sucesión filial a partir del resurgimiento del Secretariado del Comité Central. Su primera función: suplantar al equipo de coordinación y apoyo al Comandante en Jefe.

Desde 1990, Machado ocupa el cargo de Jefe del Departamento de Organización del Partido. Esa responsabilidad le permitió trabajar en la esfera del control del personal. Le facultó, además, para escoger, entre más de medio millón de miembros del Partido, a los “medio tiempo” más conservadores para ubicarlos en puestos claves, como primeros secretarios del Partido en las provincias y en los ministerios. Al mismo tiempo creó una cantera de jóvenes conservadores comunistas, disciplinados y pragmáticos, que se enfrentan a los emotivos y guevaristas, agrupados alrededor del Comandante ausente.

Estos conservadores, la mayoría entre 40 y 50 años, garantizan la transmisión del ordenamiento post Comandante en Jefe, tendiente a restablecer los escenarios codificados para la sociedad en los años 60 del siglo pasado. La característica principal de este grupo sería la limitación al máximo de las libertades económicas y políticas. Sin embargo, son incapaces de levantar un liderazgo propio, por su subordinación a los viejos conservadores del Buró Político; los nombres, entre los que están Olga Lidia Tapia, María del Carmen Concepción y Pedro Betancourt García, se pudieran considerar como una masa crítica de esa tendencia, aunque está por ver su comportamiento en un escenario en el que los reformistas llevarán la batuta.

Independientemente de su retórica, es poco probable que los conservadores, entre los que se encuentran también Roberto Morales Ojeda, Omar Ruiz Martín Joaquín Bernal Rodríguez, Miguel Acebo Cortiña y Julio Martínez Ramírez y Roberto López Hernández, estén relacionados con los neo socialistas latinoamericanos y su teoría del socialismo del siglo XXI, que lidera Hugo Chávez con su Alternativa Bolivariana para los pueblos de América Latina (ALBA); o del Comando Miranda con sede en Caracas, donde participan un reducido grupo de intelectuales cubanos, ajenos a ellos.

Es difícil predecir hasta dónde llegarán los conservadores, por lo pronto la realidad los contradice. Estamos en el siglo XXI y sus posiciones profundizan la crisis de la nación.

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