Frank Correa
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – Los tiempos que se viven exigen a los hombres ponerle a sus asuntos el extra de los campeones. Es el caso de un cantante popular, residente en Jaimanitas, especializado en baladas de José José que actúa en el cabaret en el círculo social obrero Los Marinos, y en actividades nocturnas los fines de semana en la escuela del Partido Comunista, Ñico López.
Se le ve por las noches embalado en su Berjomina, enfundado en su traje de lentejuelas, mangas largas y cuello alto rumbo a su descarga nocturna. Por el día se viste de vendedor furtivo: short, zapatillas de goma gastadas por el uso, sin camisa, con una caja llena de cremitas de leche, uno de los dulces más populares en Cuba, que vende a dos pesos cada uno.
Se llama Francisco Noa, pero todos lo conocen como El Loquillo. Camina bajo el sol y cuando vende la caja completa regresa a su casa en busca de la mercancía.
Lo curioso de esta historia es que El Loquillo es el padre de Ojani Noa, primer esposo de Jennifer López, que "espantó la mula" en una balsa por Jaimanitas.
El Loquillo es un personaje representativo de estos tiempos. Al verlo ayer en la farmacia conversamos un rato. Le manifesté mi asombro de que un cantante popular vendiera cremitas en la calle. Me respondió que Jennifer vende perfumes y algunos grandes cantantes vendían otras cosas. Le dije que ninguno lo hacía bajo el sol, caminando y con ganancias tan mínimas. Le pregunté si Ojani lo ayudaba.
-Sí, de vez en cuando. Pero yo tengo que buscarme lo mío.
-¿Cómo se sintió una artista tan famosa como JLo en un barrio tan pobre como Jaimanitas?
-A Jennifer Jaimanitas le gustó mucho, y los cubanos también.
Apurado por la actuación que lo esperaba esa noche en la escuela del Partido Comunista, tomó su caja de cremitas y, oscilando como un viejo payaso, se alejó por la acera pregonando en voz baja con cierto miedo sus cremitas de leche.
miércoles, 9 de julio de 2008
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