Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – Varios intrusos y peligrosos marinos han llegado a las costas de Cuba. Se trata del pez león (Pterois sp) que, a través de sus espinas, segrega un veneno muy activo y letal. No se trata de fabulación. Hay tres ejemplares vivos del pez león en el Acuario Nacional, capturados en los mares de Caibarién, provincia Villa Clara. Lo más insólito y preocupante a la vez es su perfecta adaptación a las aguas cálidas del mar Caribe.
El pez fue avistado por primera vez en junio de 2007 en aguas de la provincia Santiago de Cuba. El pasado año los buzos reportaron su presencia en las provincias Matanzas, Ciego de Ávila, provincia Habana y Ciudad de La Habana.
Hasta el presente no se considera una especie marina invasora, dada su escasa presencia en el archipiélago cubano, y se le califica como intruso peligroso, porque existe el temor de que por su fácil adaptación al mar Caribe pudiera llegar a convertirse en invasor.
Existen antecedentes. El Pez León, que puede medir 40 centímetros desde la cabeza a la cola, es original del Océano Índigo, particularmente de las aguas profundas que circundan a Australia e Indonesia, con cerca de 20 especies. A finales de la década de 1990 fueron reconocidos algunos ejemplares en el Océano Atlántico en las costas de North y South Caroline, y Florida.
Se supo también de su presencia por primera vez en Bahamas y Puerto Rico. Se teme que el pez pudiera convertirse en depredador marino, de acuerdo a su voracidad manifiesta a la hora de alimentarse en estas regiones.
La mudanza de Ptrois sp desde su medio natural, el Océano Índigo, según los biólogos marinos, puede deberse a las fuertes corrientes surgidas a raíz de los cambios climáticos; algunos lo achacan a que los huevos del pez son succionados junto al agua de lastre que emplean algunos barcos con poca carga para lograr el equilibrio y peso adecuado del buque. Otros piensan que la especie haya escapado de peceras de particulares e instituciones debido a eventos meteorológicos, accidentes y otras causas.
Sus aletas espinosas poseen en sus bases unas glándulas que segregan veneno mortífero, utilizado como mecanismo natural de defensa.
Aún no está determinadas qué fórmulas médicas hay que emplear en caso de que se reporte algún “pinchado” por el venenoso Pez León. Se estima que la terapia pudiera ser parecida a la aplicada contra la picadura mortal del Rascacio (Scorpaena porcus, pez robusto, de hasta 25 cm de longitud, de cabeza grande, cubierta de espinas y apéndices dérmicos, con una fosa nucal) oriundo, aunque no abundante, de las costas de Cuba.
miércoles, 30 de julio de 2008
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