martes, 2 de septiembre de 2008

Pronósticos incumplidos

Adrián Leiva

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Una vez más el mundo disfrutó de los juegos olímpicos. El estadio Nido de Pájaro en la capital China, y novedosas instalaciones de esta milenaria ciudad y la vecina Shanghái fueron escenario donde compitieron deportistas de todos los continentes.

Cuba es una de las naciones pioneras en estos eventos desde que el Barón de Coubertain retomara la idea de los juegos de la antigua Grecia. Desde entonces los cubanos han defendido los colores del pabellón nacional con éxito. Nombres de la talla del esgrimista Ramón Font, Alberto Juantorena, Teófilo Stevenson, el estelar equipo de voleibol femenino conocido como Las Morenas del Caribe o Ana Fidelia Quirós, quedaron inscritos en las memorias deportivas nacional e internacional.

Los lugares alcanzados en el medallero olímpico por los atletas del patio en estos encuentros han estado por encima de los obtenidos por países desarrollados y de mayor población. Durante los últimos treinta años los resultados de sus campeones han colocado a la isla entre los primeros quince mejores del mundo olímpico. En Beijing la realidad fue otra.

“Toda Cuba espera una buena rúbrica del equipo de béisbol”. Era la expresión de los panelistas del programa Mesa Redonda. También se esperaba lo mismo del boxeo. Para sorpresa de todos, el descalabro fue total. Ni una sola medalla dorada fue a parar al cuello de los pugilistas cubanos y Corea del Sur le repitió la dosis al temible rival para doblegarlo por la mínima, quedándose la nación asiática con el galardón y la última corona disputada en la pelota olímpica. Las predicciones de los comentaristas de la Mesa no fueron exactas ni siquiera al señalar a Pedro Luis Lazo como el único jugador que podría lograr que el equipo Cuba fuera campeón por tercera vez en los Juegos Olímpicos.

No sólo erraron los comentaristas. El vaticinio de Sport Illustrated, una prestigiosa publicación deportiva de Estados Unidos, sirvió de apoyo a los colegas de La Habana con sus vaticinios. La revista adelantó la octava plaza del medallero final para Cuba, con 11 de oro, 5 de plata y 11 de bronce. El resultado de dos doradas y el puesto 28 hizo quedar mal a los profetas. Para colmo, vieron al béisbol cubano como dueño indiscutible del título. Analizando las posibilidades de América Latina en las competencias, dijeron que aunque con resultados modestos, éstos serían mayores que los conseguidos en Atenas 2004, fundamentalmente por el aporte de la representación de Venezuela. Al final la delegación bolivariana quedó en el puesto 86 con una solitaria medalla de bronce mientras Jamaica y Brasil sacaban la cara por la región, quedando incluso por encima de Cuba.

Dicen que la coincidencia del número 8 en la finalizada Olimpiada de Pekín tuvo que ver con la suerte. El hecho de que de que los juegos comenzaran el octavo día del mes ocho de 2008 a las 8:08 de la mañana no era casual. El 8 es el número de la suerte para los chinos. Parece que para los cubanos la cábala oriental no funcionó de la misma manera. Y mucho menos para los venezolanos.

Como la mayoría de nuestro pueblo, también ansiaba ver el pabellón de mi Patria flotando bien alto, elevado gracias al resultado de los deportistas presentes en Pekín. Aunque no ocuparon los escaños que en anteriores ocasiones, ellos dieron lo mejor de sí para lograrlo.

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