jueves, 4 de septiembre de 2008

Tiempos de cambio para una catástrofe.

Por: Beatriz del Carmen Pedroso.
Foto reportera independiente cubana.
www.opositorcubano.com

En tiempos de catástrofe el tesoro más grande que puede guardar la humanidad es la inteligencia seguida de la compasión y el amor al prójimo.

El reclamo de un mundo horrorizado por las respuestas violentas de la naturaleza no se hace esperar. Muchas son las voces que reclaman ayuda emergente ante la situación que confronta Cuba tras el paso del huracán Gustav.

El sábado 29 de septiembre el huracán Gustav atravesó la isla con categoría 4. El fenómeno atmosférico golpeó al país con rachas de vientos de 340 kilómetros en el Sur de La Habana, las provincias de Pinar del Río y el municipio de Isla de Pinos.
Gustav arrasó con cultivos agrícolas como cítricos, plátanos, arróz, frutas, vegetales y viandas, todos de suma importancia para el consumo de la población cubana. Esto sin contar la destrucción de miles de casas de tabacos listas para el próximo cultivo.

El saldo es devastador en el sistéma eléctrico y telefónico en su totalidad con miles de postes eléctricos y telefónicos derribados y torres de alta tensión.

Cabe destacar que a la carencia de viviendas que padece la población y las que existen en franco deterioro en su mayoría, el ciclón le agrega efectos adicionales a 90 000 viviendas afectadas sin contar Bahía Honda según datos oficiales. Isla de Pinos es tierra arrasada. Los derribos de almacenes con pérdidas de mercancías alimentarías y de primera necesidad, hospitales, escuelas y edificios públicos dañados en gran porcentaje. Las penetraciones del mar arrecian en la región oriental de Baracoa por el ciclón Hanna, Ike y Josephine amenazan en el Atlántico.

¿Cómo pueden sentirse los habitantes de la Isla? ¿ Cómo han reaccionado los niños, las mujeres y los ancianos a tales efectos en su vida?

El llamamiento de los lideres de la comunidad cubanoamericana y la disidencia interna debe ser escuchado por el gobierno norteamericano y el mundo entero. La sabiduría debe primar en el régimen cubano, la responsabilidad actual es la vida de millones de personas afectadas por la adversidad del clima.

Sin embargo, las posiciones al parecer no logran concilio ante la evidencia desgarradora de la catástrofe. Los días pasan y como dijo el pintor cubano Alexis Leyva (Kcho), en lo que parece ser una respuesta de misiva al ex-presidente de Cuba; “La moral es alta, pero eso no va a ser eterno. Va haber que dar solución a algunas cosas porque en el transcurso de los días la gente puede decaer y llegar a la depresión.”

Un pueblo hambriento y menesteroso no va a levantarse en armas para derrocar un gobierno totalitario de casi ya medio siglo, si ese es el resultado que muchos esperan tras el azote de Gustav. Con el transcurso de los días el huracán que azotó a otro huracán petritificado traerá hambre, más misería, enfermedades, epidemias y hasta quien sabe un éxodo indetenible con más muertes innecesarias.

El pueblo cubano necesita “ahora”, no así la cúpula gobernante con sus fuertes mansiones, particulares plantas eléctricas y despensas bien abastecidas. “El dueño de la finca ” lo tiene todo garantizado.

Los norteamericanos una vez más están preparados para aliviar el sufrimiento de sus vecinos más cercanos, eso es indiscutible. El mundo no puede ser inamovible, la humanidad debe transformarse continuamente. Sin cambios no es posible el desarrollo y la continuidad. Sin cambios solo hay un camino; la destrucción del ser humano.

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