martes, 26 de agosto de 2008

Declaración Partido Arco Progresista de Cuba

La Habana, 26 de agosto de 2008
Declaración

Resulta lamentable, desafortunado e inadmisible la justificación y el apoyo irresponsables que el expresidente cubano, Fidel Castro Ruz, diera al ejercicio de la violencia por parte de un atleta cubano en los finalizados juegos olímpicos de Pekín. Fue este un hecho grave que daña la imagen de los deportistas cubanos y de Cuba frente a los ciudadanos y frente al mundo. El Partido Arco Progresista (Parp) apoya la decisión de las autoridades deportivas cubanas y de la Federación Internacional de separar definitivamente a quienes violen la ética deportiva y los reglamentos que garantizan la condición pacífica del deporte mundial. Esperamos que las autoridades chinas y del Comité Olímpico Internacional no tomen nota de este gesto antiolímpico de Estado.

Los cubanos y el mundo deben tener conciencia de que en la tradición cubana no existen puntos de contacto con la justificación de la violencia por la violencia misma, y mucho menos de la violencia arcaica que agrede para reparar injusticias reales o supuestas. Esa imagen la hemos dado los cubanos en más de una ocasión en las que hemos aparecido como forzudos internacionales que se toman la justicia por sí mismos, pero responde a una herencia que nada tiene que ver con los fundamentos culturales de la nación cubana y que ha venido haciendo un daño tremendo a la sociedad, sumida en la violencia policial y en la violencia ciudadana. La legitimación de semejante acto sienta un funesto precedente para el futuro.

Ciertamente la ocasión es propicia para reconocer la excelente condición atlética de los deportistas cubanos, que han tenido que resistir las presiones políticas de las autoridades de la isla para que imiten a los antiguos deportistas de Esparta. Precisamente, si un resultado es claro de las olimpiadas de Pekín para el deporte en Cuba es el rotundo fracaso del deporte espartano. El deporte mundial ya no es, como en el pasado, la continuación de la guerra por otros medios. Hoy por hoy es la continuidad de la confraternización global entre deportistas que intercambian todo el año, jugando en clubes multinacionales de altísimo nivel en los que deberían participar los excelentes atletas cubanos.

La derrota del deporte espartano era una derrota necesaria que debe permitir la apertura de un serio debate nacional, en el que participen ante todo a los mismos deportistas, que son los que aportan y sacrifican sus talentos.En todo caso, ni la soberbia, ni la arrogancia, ni la satisfacción de majaderías aristocráticas de quienes ignoran la esencia del deporte conducirán la excelencia deportiva cubana al siguiente puerto en el desarrollo deportivo mundial. Tampoco la violencia impotente, siempre injustificada, de atletas o entrenadores incontenibles.

Manuel Cuesta Morúa
Portavoz Parp

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