jueves, 7 de agosto de 2008

La industria del níquel contamina las costas cubanas

JUAN CARLOS CHAVEZ
El Nuevo Herald

Cortesía de Geoidea

Al menos 1,350 hectáreas de aguas costeras en el municipio cubano de Moa, en la provincia oriental de Holguín, registran altos niveles de contaminación debido a las actividades de la industria del níquel en la zona y a la eliminación de desechos tóxicos y residuales que son indiscriminadamente vertidos en los ríos, denunció Eudel Cepero, geógrafo cubano director de la consultora Geoidea Inc., con sede en Miami.

FOTOGALERIA| Altos niveles de contaminación en Moa
Equipo de béisbol de Alabama jugará en Cuba
Al menos 1,350 hectáreas de aguas costeras en el municipio cubano de Moa, en la provincia oriental de Holguín, registran altos niveles de contaminación debido a las actividades de la industria del níquel en la zona y a la eliminación de desechos tóxicos y residuales que son indiscriminadamente vertidos en los ríos, denunció un experto que participa en la conferencia anual de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE), con sede en Miami.

Los hallazgos del análisis de impacto ambiental, preparados por el geógrafo Eudel Cepero mediante la comparación de imágenes satelitales y cálculos de la superficie, también arrojan preocupantes indicios sobre la destrucción de los fondos coralinos de la Bahía de Moa, así como la desaparición de cientos de hectáreas de bosques húmedos y vegetación diversa en las áreas de extracción que están a cargo de Moa Nickel S.A., una empresa mixta creada en 1994 entre el gobierno cubano y la compañía canadiense Sherritt International Inc.

El grupo extrae minerales en 4,964 hectáreas. Asimismo opera la planta Comandante Pedro Sotto Alba, especializada en la producción de sulfuros mezclados de níquel y cobalto.

"Hay un lado oscuro de Sherritt en Cuba'', dijo Cepero en una entrevista con El Nuevo Herald.

"Las imágenes que hemos observado muestran que, además de aumentar sistemáticamente las zonas de minado no ha habido avances significativos en los planes de recuperación de bosques.

"¿Dónde está el aumento del área reforestada?", se preguntó el experto y director de la consultora Geoidea Inc., con sede en Miami.

El informe concluyó que las actividades de la empresa minera han contaminado una extensión hasta de 6 millas del río Cabañas con residuales químicos y desechos sulfurosos que tienen una temperatura promedio de 203 grados Farenheit.

Asimismo denunció la construcción de una represa de cola de 260 hectáreas, aledaña a la costa y a la desembocadura del Cabañas, donde se vierten residuales que han impactado severamente más de 5 kilómetros de bahía, hacia el este del poblado de Moa.

El geógrafo dijo que la situación se ha agravado debido a una política errática de manejo ambiental que, desde un comienzo, priorizó la explotación de los recursos naturales y dejó a un lado las preocupaciones por el entorno y la salud de habitantes de Moa.

Inicialmente Cuba otorgó un período de gracia de 10 años a Moa Nickel para cumplir la ley ambiental cubana apenas se formó la empresa.

Sin embargo, al caducar ese acuerdo en 2004 el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente extendió el permiso mediante una resolución que permite a la empresa seguir sus propias directivas, en lugar de la ley vigente.

"Es interesante destacar que Sherritt tiene una planta en Saskatchewan, Canadá, que también está aledaña a un río pero donde no se vierten residuales. A lo anterior debe añadirse un decreto que le otorgó a la compañía un permiso para extraer arenas coralinas en 805 hectáreas de la Bahía de Moa'', apuntó Cepero.

El investigador, que dedicó más de dos años al estudio de las condiciones del municipio minero mediante complejos sistemas de cómputo y cálculo, añadió que durante mucho tiempo ‘Moa Nickel se ha ahorrado millones de dólares a costa de destruir los fondos coralinos de la bahía, causando un impacto ambiental en ese ecosistema que aún está por valorarse''.

Los representantes de Sherritt no respondieron varias llamadas telefónicas y mensajes electrónicos de El Nuevo Herald para que comentara sobre el tema.

Sin embargo, una información en su página de internet en materia de seguridad industrial y cuidado del entorno asegura que "el programa ambiental de nuestro negocio de metales comprende la vigilancia activa del suelo, las aguas subterráneas, los afluentes y la atmósfera''.

Agrega que desde hace muchos años ‘se ejecuta un activo programa de repoblación forestal en nuestro emplazamiento niquelífero de Moa con especies que se adaptan de manera ideal a los suelos de laterita y que promueven la regeneración natural y la biodiversidad'.

Mariana Chew-Sánchez, experta en protección del medio ambiente del Sierra Club, dijo que no hay ningún proceso industrial moderno que garantice que los elementos que se usan para extraer níquel y sus residuos no dañan el agua o ponen el peligro el aire y los suelos.

"Tampoco nadie puede decir que hay cero emisiones de contaminantes a partir de la extracción del níquel y cobalto'', afirmó la experta.

Cepero añadió que la comparación de las imágenes satelitales de Moa y un informe científico del Centro de Investigaciones del Níquel sobre los estragos de las precipitaciones de los metales en forma de sulfuros sobre el río Cabañas deja claro que el impacto ambiental es real.

"Mi argumento en este tema es: ¿por qué Moa Nickel no cumple la ley ambiental y por qué el gobierno cubano les ha dado esa gracia? Es inconcebible'', indicó el geógrafo.

No obstante, Jorge Piñón, ex ejecutivo petrolero e investigador de la Universidad de Miami, aseveró que otorgar períodos de gracia es una práctica normal en la industria.

"El tiempo de gracia es común. Conozco casos de compañías que al tomar una nueva concesión solicitan una gracia de 5 o 10 años para limpiar la contaminación que otro dejó'', sostuvo el analista.

También dijo que Sherritt se ha ganado una reputación internacional de una de las empresas más rigurosas en cuidado ambiental. Como ejemplo mencionó los trabajos de Sherritt en la costa norte de Cuba, donde extrae petróleo y minimiza el riesgo de contaminación mediante el uso de alta tecnología.

"Además, un estudio ambiental debe realizarse en el campo. No descarto que las imágenes satelitales ayuden, pero tenemos que estar seguros que esas vistas se obtuvieron de servicios profesionales'', dijo Piñón.

jcchavez@miamherald.com

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