Juan Carlos Reyes Ocaña – Holguín Press
28 de septiembre de 2008
Holguín, Cuba – www.PayoLibre.com – Son muchos los políticos que a través de la historia han utilizado diferentes ardides para recibir beneficios, aunque para lograrlo, arrastren consigo los sentimientos de seres humanos.
Cuentan que un alcalde en La Habana, durante la época republicana, logró sacarle unos cuantos pesos al gobierno de Batista con la ayuda de un periodista. Ambos fabricaron un mini basurero y luego hicieron un gran show propagandístico sobre la higiene de la ciudad, que terminó con una buena tajada de efectivos para cada uno, desembolsado por el propio presidente para el supuesto saneamiento.
Años después otros políticos en la misma capital de Cuba, utilizan dos terribles huracanes para negociar intereses gubernamentales, politizando cuestiones de índole humana que van más allá de meras decisiones ridículas u orgullos absurdos, que sólo sirven para crear más tensiones de las que ya existen.
De acuerdo a declaraciones del canciller cubano, Felipe Pérez Roque, Cuba no puede aceptar la ayuda que ofrece el gobierno norteamericano a los damnificados del ciclón, porque ese país nos mantiene “bloqueados”. Sin embargo, está dispuesto “a comprar los materiales indispensables que las empresas norteamericanas exportan al mercado”, y por supuesto, “con los créditos normales en esas operaciones comerciales”.
Encuentro absurdo que un demagogo esté poniendo por encima de familias sufridas politiquerías baratas. No pueden aceptar una donación, pero sí pueden pedir fiado hasta que un día puedan pagar. Pregunto: ¿quién le dio autorización al señor canciller para hablar en nombre de tantos damnificados que hoy se encuentran desesperados en Cuba? ¿Acaso hizo una encuesta? Si el régimen no acepta la ayuda, ¿por qué deben tener beneficios de, según ellos, su brutal enemigo?
Es tal la maquinaria propagandística y la enajenación del régimen para con su pueblo en plena crisis, que las reflexiones del periódico Granma, escrita, según ellos, por Fidel Castro, dice que “Anhelaban que hiciéramos el bochornoso papel de limosneros”. Y más adelante añade: “Cualquier producto procedente de Estados Unidos que llegue a nuestro país con fines contrarrevolucionarios debe devolverse o confiscarse”.
No creo que una persona viviendo en una mansión, con categoría de rey, necesite alguna donación o “Limosna”, cosa que estoy seguro no piensa un holguinero del barrio El Caguayo, que perdió todo y por construir su casa ilegal no le venden ni siquiera una plancha de fibrocemento para cobijarla.
Por otro lado, no acabo de entender, cómo una valija con alimentos para un pueblo muriendo literalmente de hambre, pueda tener un fin contrarrevolucionario, a no ser que las sardinas enlatadas tengan un doctorado en derechos civiles.
Es bochornoso ver a un grupo de politiqueros, a quienes no les falta de nada, utilizar una tragedia y por ende el sufrimiento de muchos para obtener créditos y beneficios que servirán para perpetuarse más en el poder.
Es hora de dejar a un lado el odio, el orgullo y la mentira. El pueblo de Cuba tiene el derecho de aceptar ayuda venga de donde venga. No podemos permitir que nadie nos utilice como campaña mediática para su política sucia. A fin de cuantas, somos nosotros, los cubanos de a pie, los que cargamos las consecuencias de un fuego cruzado próximo a cumplir 50 años de duración.
miércoles, 1 de octubre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario