Juan Carlos González Leiva
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - En los últimos días la Seguridad del Estado ha puesto en marcha otra campaña contra la emisora Radio Martí. No es casual ni espontáneo. Se trata de aprovechar el momento histórico. Obama acaba de ser electo presidente de los Estados Unidos y se espera que cambie la con relación al régimen de La Habana: dialogo, supresión de restricciones, etc.
El boicot contra Radio Martí, incluso por parte de algunos opositores pacíficos, no es más que la esperanza del gobierno de que la destrucción de esta emisora se enganche al carro de los supuestos cambios de Obama hacia Cuba. Se afirma: "La emisora ya no responde a nuestra oposición pacífica interna, no es seria, no verifica las noticias, y cuando los disidentes estamos en apuro no las sacan; mutilan las informaciones y repiten lo que no es importante".
Esto no es nuevo; lo que la policía política está haciendo con Radio Martí lo ha hecho ya con lo más relevantes defensores de derechos humanos en Cuba desde el comienzo mismo del civilismo pacífico. El descrédito primero y la destrucción total después fueron armas contra Ricardo Bofill, Gustavo Arcos Bergnes, Jesús Llanes Pelletier y muchos más.
Los verdaderos patriotas y pacíficos defensores de los derechos humanos dentro y fuera de Cuba, interesados en la democracia, tenemos que mantener los ojos abiertos. Sería catastrófico para la disidencia pacífica interna perder el vehículo de expresión que es Radio Martí. No sólo sería terrible para nosotros, sino, sobre todo para los prisioneros políticos.
¿Por qué el gobierno cubano se gasta hasta lo que no tiene para levantar torres e interferir Radio y Televisión Martí? ¿Por qué se resiste a reconocer a los cubanos nuestro derecho a Internet? Porque mantenernos como a ranitas en el fondo de un pozo oscuro es la garantía de su permanencia en el poder.
No me refiero, por supuesto, a la posición crítica de algunos genuinos luchadores por la democracia. La crítica puede ser saludable y comparto algunos criterios. Ninguna obra humana es perfecta y todas son sensibles de ser mejoradas.
Mi más profundo agradecimiento a Radio Martí por todo lo que representa como medio de comunicación al servicio de la democracia y la libertad de expresión.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
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