sábado, 15 de marzo de 2008

Las Damas de Blanco reclaman libertad para los presos políticos

EFE

ADALBERTO ROQUE / AFP / Getty Images

LAS DAMAS de Blanco soltaron palomas frente al Ministerio de Justicia donde entregaron una carta para exigir la liberación de los disidentes del grupo de "los 75''.

Las Damas de Blanco, colectivo que agrupa a familiares de 75 disidentes cubanos condenados en la ola represiva del 2003, marcharon ayer por el centro de La Habana hasta el Ministerio de Justicia, donde entregaron una carta en la que piden que sean liberados.

La misiva, dirigida al fiscal general, Juan Escalona, denuncia que los disidentes ``están privados de libertad sin haber cometido delito alguno, pues se limitaron a expresar sus opiniones libremente y reclamar el respeto a los derechos humanos''.

Las 24 mujeres que participaron en la caminata llevaban en la espalda un cartel con el número 55, para señalar la cifra de opositores del llamado ''Grupo de los 75'' que aún permanecen en la prisión.

Otros 20 disidentes han sido excarcelados por razones de salud, los cuatro últimos en febrero pasado, por una gestión del Gobierno de España, adonde viajaron para recibir atención médica.

Las familiares de ''los 75'', que visten de blanco como símbolo de su actividad pacífica, caminaron por el centro de La Habana sin ser molestadas por la policía, mientras gritaban ''libertad para los presos''. En la sede del Ministerio de Justicia echaron a volar palomas.

''Una parte importante de ellos se encuentra en prisiones situadas fuera de sus provincias de origen; y todos están mezclados con prisioneros comunes de toda clase, recibiendo malos tratos, una alimentación pésima y una asistencia médica y odontológica deficiente'', afirmaron en referencia a sus familiares.

Pidieron al fiscal general la ``libertad de todos los presos políticos cubanos''.

Una declaración del grupo se quejó de las personalidades extranjeras que han visitado la isla recientemente sin entrevistarse con disidentes, entre ellas el comisario europeo Louis Michel y el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone.

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