2008-03-21.
Carlos Serpa Maceira, Corresponsal en la isla de Misceláneas de Cuba
Las Damas de Blanco realizando una marcha de protesta por la céntrica calle Neptuno, en La Habana, en ocasión de conmemorarse el 5to. Aniversario de la Primavera Negra de Cuba. Foto: Carlos Serpa Maceira.
La Habana, 21 de marzo.- Las Damas de Blanco, madres, esposas, tías y otros familiares de presos políticos y de conciencia en Cuba, no surgieron por idea específica de nadie; su nacimiento fue de forma espontánea. Los días 18, 19, y 20 de marzo de 2003, el régimen comunista cubano desencadenó en la isla una ola represiva que culminó con la detención y posterior encarcelamiento de 75 disidentes, activistas de derechos humanos, periodistas y bibliotecarios independientes.
Sus familiares se conocían poco, en las largas horas de espera que realizaron en Villa Marista, cuartel general de la Policía Política Cubana, para conocer de los apresados, las madres, esposas, tías y otros familiares comenzaron a conocerse. Después de la visita salían juntas y intercambiaban opiniones sobre si los detenidos iban a ser liberados o serían encausados.
El terror y el miedo impuesto por La Habana en la primavera de 2003, tendrá que ser recogido en las páginas de la historia de la lucha contra el totalitarismo cubano. Ese terror y miedo no se pudo interponer ante las féminas que decidieron unirse para protegerse de la maldad.
Comenzaron a visitar la Iglesia Católica Santa Rita de Casia, considerada la abogada de lo imposible, situada en la barriada de Miramar, municipio Playa. Allí las mujeres coincidieron en las misas con otros familiares de presos políticos integrantes del Comité de Madres “Leonor Pérez”, quienes vestían de negro y blanco
Los familiares de los 75 no se unieron al Comité de Madres, y comenzaron a vestir de blanco completo. De manera individual al inicio a título personal enviaban cartas a Fidel Castro, Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), Ministerio del Interior, Dirección General de Cárceles y Prisiones, y a personalidades del mundo.
Las Damas de Blanco hicieron algo novedoso en Cuba, que nadie antes lo hizo, salieron a las calles de La Habana protestaron pacíficamente, arriesgándose y con su acción llamaron la atención a la Prensa extranjera acreditada en la isla; los ojos del mundo estuvieron puestos en ellas.
El colectivo surgió producto de una coyuntura histórica, antes en la Mayor de las Antillas no había existido un movimiento de esa magnitud. El régimen cubano no calculó las acciones perpetradas, por lo que ha tenido que pagar un alto costo político. Considero que el gran merito de las Damas de Blanco está en que fueron las primeras en protestar pacíficamente en las calles cubanas, lo cual han mantenido con sistematicidad organizada, y una gallardía en sus acciones, que las convierten en símbolo de la lucha por la liberación incondicional de los presos políticos y la defensa de los derechos humanos en el archipiélago cubano.
“Ninguna de esas mujeres estuvo en política”, según han opinado detractores. A ellos les pregunto: ¿Porqué no hicieron ustedes lo que ellas están realizando? Como periodista doy cobertura noticiosa al quehacer de ellas y conozco las motivaciones y el espíritu que las anima, que no es más que exigir la liberación de sus familiares y demás reos políticos, así como denunciar las violaciones de derechos humanos en las cárceles cubanas.
Existe constancia que han sido fiel a la postura de no dejarse politizar dentro y fuera de la isla. Son mujeres de sólidas convicciones, al decir del Apóstol José Martí: “Todo hombre honrado puede dar cuenta de sus actos”. Todas coinciden en afirmar: “Mientras exista un preso político en Cuba existirán las Damas de Blanco.”
Desde mi óptica tengo la seguridad que el legado de las Damas de Blanco se mantendrá mientras que en Cuba exista un Gobierno opresor. La llama que encendieron en 2003 no se apagará. A las Damas de Blanco se les han unido otras madres, esposas, tías y demás familiares de presos políticos.
El Grupo de Apoyo del colectivo lo conforman otras mujeres que no tienen familiares presos, quienes participan en los Te literarios, misas en Iglesias, protestan en las calles y participan en cuantas actividades se convoquen.
A su paso por las calles, la población sin distinción de edad, se les han acercado para pedirle el gladiolo que habitualmente llevan en sus manos, o simplemente para decirles: “Estamos con ustedes.” Las vi alegres cuando el Parlamento Europeo les otorgó el Premio Sajarov de Derechos Humanos, y tristes por los fallecimientos de Miguel Valdes Tamayo, primer mártir del Grupo de los 75; Ada Borrego, una activa Dama de Blanco; madres del opositor Horacio Piña Borrego, y la niña Lyane Herrera, hija del periodista encarcelado Juan Carlos Herrera Acosta.
Le generosidad de estas mujeres será un permanente legado para las presentes y futuras generaciones de cubanos. En sus corazones palpitan la esperanza, libertad, reconciliación, y el mandato martiano “Con todos y para el bien de todos.”
Reportó desde La Habana, el periodista Carlos Serpa Maceira, de la Agencia de Prensa Sindical Press y corresponsal en la isla de Misceláneas de Cuba.
sábado, 22 de marzo de 2008
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